Una nueva cita con el pan de Cea y su exaltación, aunque en está ocasión con la compañía inseparable de la lluvia que se dejo notar de forma intermitente. De nuevo, una año más, la Fiesta del Pan de Cea, que cumplió ayer su vigésimo séptima edición, volvió a congregar a muchos visitantes en el Campo da Saleta.

El objetivo, igual que en ediciones anteriores, no es otro que celebrar un día de fiesta para reconocer la calidad de un producto con Indicación Xeográfica Protexida propia, la del Pan de Cea. Aunque el presidente, Carlos Rodríguez, estaba convencido de que se llegasen a vender entorno a unas 3.500 piezas de pan, y de esa forma superar la de la anterior edición.

Por lo de pronto, y según los datos que aportó el director de la Axencia Galega de Calidade Alimentaria, Manuel Rodríguez, el peso que fue alcanzando el sello de calidad del Pan de Cea se plasma en su facturación, algo más de 1 millón de euros en el pasado ejercicio. Para dejar constancia que la fama que tiene el producto llevó consigo su continua puesta en valor, como e reflejan en los cerca de 500.000 kilos de pan de Cea que fue la producción del pasado año. Una cantidad que fue aumentando en los últimos años en un 40% la calidad de un pan que para los panaderos que ayer se encontraban en la fiesta "es el mejor del mundo"

Una jornada festiva que se fue consolidando con el paso de los años, desde que en 1992 el Concello de Cea decidió incorporarse al circuito de las fiestas gastronómicas con una propuesta vinculada con el producto que identifica ancestralmente al municipio: su pan artesano que se elabora en los hornos, algunos de los cuales se fueron recuperando a medida que la demanda crecía. Un pan de Cea que hoy cuenta con el reconocimiento internacional.