Medio centenar de personas que visitaron ayer el campus universitario de Ourense, con motivo de la 43 edición de "Olladas na rúa", comprobaron que los arquitectos ourensanos Alfredo Freixedo y Pedro Diéguez consiguieron darle una sensación de "transparencia al edificio del Campus da Auga", a pesar de que se trata de "una edificación de cerca de 4.000 metros cuadrados, que se eleva sobre el terreno", destaca el presidente de la delegación del Colegio de Arquitectos de Galicia en Ourense, Alberto de Paula.
De Paula explica que se trata de "un edificio bastante singular, que se articula muy bien en el espacio que se sitúa", debido a la "gran permeabilidad del edificio". Se compone de tres volúmenes, que se articulan en torno a una escalera. "Hay un volumen, un gran espacio destinado a túnel de viento, otro espacio destinado a laboratorios y el tercero corresponde a despachos de profesores.
Otro de los valores importantes de la edificación, que se resaltó durante la visita, como "un elemento que Alfredo Freixedo y Pedro Diéguez introducen de forma constante en todos sus diseños", es "lograr una muy buena eficiencia energética del edificio, basada en su diseño". En lugar de recurrir a la instalación de máquinas de aire acondicionado y al uso de energías no renovables, "se decanta por la geotermia, la energía que tenemos en el suelo, para abastecernos de calefacción". Pero además cuenta con "elementos protectores en las ventanas, para que el sol y el calor excesivo del verano, no se proyecte hacia el interior".
El presidente de la delegación del Colegio de Arquitectos de Galicia en Ourense reconoce que "aparte del acabado final, que es fantástico y estupendo, es un edificio que está muy bien pensado, muy racional, por lo que se le podrá dar un muy buen uso".
Dentro del apartado de la eficiencia energética, hay que destacar que parte del tejado del edificio "está cubierto de agua, al tratarse de una lámina continuada de agua, que se podrá utilizar en caso de incendio y ayuda a refrigerar el edificio durante los meses de verano", destaca Alberto de Paula, además de señalar: "Desde nuestro punto de vista está muy bien planificado, o al menos nos parece a nosotros".
La presencia de agua sobre la cubierta, de forma permanente, tampoco representa ningún problema durante el invierno, por encontrarse bien aislada. "Es más, el agua como regula mejor la temperatura que el aire, propicia que las oscilaciones térmicas en el edificio sean menos importantes", concluye.
