El asesinato y posible agresión sexual de la ourensana Socorro Pérez se archiva en el juzgado. El magistrado de Instrucción Número 2, Luis Doval, dictó ayer un auto en el que acuerda el sobreseimiento provisional de las diligencias que mantenía bajo secreto de sumario desde la localización del cadáver de la mujer de 43 años, el 6 de junio de 2015, transcurrido un mes desde que fue víctima de un crimen del que no se han encontrado pruebas suficientes para detener a nadie, en buena medida por la tardanza hasta la localización del cadáver. El archivo llega porque las líneas de investigación de la Policía Nacional no han permitido encontrar a un autor hasta el momento. "Es una mala noticia para la familia. Con la situación mantenida de secreto de sumario teníamos la esperanza de que pudiera haber un sospechoso. Es una esperanza que yo aún quiero mantener", valoraba ayer Paula Rodríguez, prima de la víctima.

La comisaría de Ourense mantiene abiertas y activas sus diligencias. El caso no prescribirá hasta que hayan pasado 20 años, al tratarse de un delito homicida. La Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) cuenta con el apoyo de la unidad central de homicidios del cuerpo, que hace una segunda lectura de los hechos, paralela y coordinadamente, para buscar un enfoque desde fuera. Esta unidad hizo un atestado que estaba pendiente de llegar al juzgado. Sin que aportara nada definitivo para la causa, el juez archiva. No obstante, la Policía dice que está más cerca de la resolución que hace unos meses e incluso maneja un grupo de posibles sospechosos. Así, no se trata de un carpetazo definitivo que comprometa el esclarecimiento de los hechos, sino que la causa podría reabrirse para la práctica de nuevas diligencias propuestas por los agentes.

El juez Luis Doval acuerda el sobreseimiento de oficio, sin que la fiscal asignada al caso lo hubiera solicitado por escrito. La familia de Socorro Pérez no está personada como acusación particular todavía. Hasta el momento, solo el magistrado, la fiscal y los investigadores encargados del caso conocían datos y detalles. Esa incertidumbre ha sido una losa añadida para los familiares de la víctima. "Hemos estado a ciegas. No teníamos ni idea de lo que ha podido pasar, porque no nos han dado ninguna explicación. En la Policía solo preguntaban y cuestionaban, nunca nos contaban nada", recuerda Paula.

Control de agresores sexuales

No se encontró ADN en los restos mortales, deteriorados por el tiempo que permanecieron expuestos a la intemperie y los animales, que apuntara a quién mató a Socorro. Los investigadores rastrearon bases de datos de agresores sexuales -solo en la provincia de Ourense, hay decenas de varones con antecedentes policiales o penales por estos hechos-, y también han examinado miles de comunicaciones telefónicas de la zona. En la zona próxima al crimen está la urbanización Mun di Deu, en lo alto del monte Seminario, uno de los puntos más elevados sobre la ciudad, donde se encuentran las torres repetidoras. Ha sido una ingente cantidad de datos telefónicos los que han tenido que cribar, puesto que las antenas cubren un radio bastante amplio. "Ahora la familia sabremos por fin qué se hizo. Pediremos la autopsia y toda la información que podamos tener sobre el caso", que no descarta la posibilidad de personarse ahora en el proceso.

Las incógnitas siguen rodeando uno de los crímenes pendientes de resolver en Ourense. Socorro Pérez salió de su casa en el barrio de O Couto la tarde del sábado 2 de mayo de 2015, para hacer deporte. Salió sin teléfono móvil, cartera ni documentación, y dejó todo preparado para la cena. Pero no volvió.

La Policía cree que un extraño la vio cuando recorría el entorno del Seminario y la asaltó. Un crimen de oportunidad, barajaron los investigadores, aunque en la familia existe la impresión de que era alguien conocido. La causa del fallecimiento fue un fuerte traumatismo en la cabeza, quizá con una piedra. La hipótesis policial es que antes de ser asesinada Socorro fue víctima de una agresión sexual.

La comisaría fue muy criticada por la familia por su labor inicial y la falta de medios y efectivos que sí se han movilizado en otros casos. La averiguación del crimen coincidió con la trama interna del cuerpo. "Saben perfectamente que lo pudieron hacer mejor. Tendrían que haberla encontrado. La tardanza fue un sinvivir, ese mes fue horrible, eterno", subraya Paula, quien ya había censurado que, el domingo en que se denunció la desaparición, los agentes hubieran dejado en casa el teléfono de Socorro, que esta familiar revisó contacto por contacto para indagar.

La Policía descartó el crimen como hipótesis más probable al principio y, siguiendo un testimonio, volcó la búsqueda de la mujer en el entorno del río Miño. El hombre que dijo haberla visto la tarde de su desaparición, en Vistahermosa, de regreso al barrio de O Couto, aseguró semanas después que se había equivocado de fecha. El cadáver no fue localizado hasta el 6 de junio de 2015. Unos cazadores siguieron el vuelo de unos cuervos y encontraron los restos óseos de la víctima. La ropa que apareció coincidía con la que llevaba la ourensana el día de mayo en que se le perdió la pista. También se encontró la llave de su buzón, en el que había dejado las de su domicilio, la práctica que utilizaba Socorro cuando salía a hacer ejercicio.

El cuerpo estaba semidesnudo de cintura para abajo, tapado con maleza y en un avanzado estado de descomposición. Llevaba demasiado tiempo a la intemperie y a expensas de los animales silvestres. Aquellas semanas, además, había hecho calor. La Policía Científica para dar con un culpable ni, siquiera, confirmar el móvil de la violación. Uno de los hechos más alarmantes de la ciudad en los últimos años se archiva hasta que halla pruebas.