La Audiencia Provincial de Ourense juzgó ayer a M. A. L. Q., una mujer acusada de falsedad continuada en documento mercantil, en concurso con un delito de estafa, porque como gerente de una empresa presuntamente emitió una factura por servicios nunca realizados, además de una letra de cambio en la que, según la Fiscalía y la acusación particular, imitó la firma del administrador de la mercantil a la que no se le realizaron los servicios. Con este procedimiento, la encausada percibió 9.778,76 euros. La fiscal pide 4 años de cárcel y multa de 3.000 euros, más la devolución del importe ilícito. La acusación particular también demanda 6.000 euros por daño moral. Ella defendió su inocencia ayer. Negó haber falsificado la firma en la letra. Dijo que recibió el documento mercantil ya firmado.

El 30 de septiembre de 2010 la acusada, gerente en una empresa, emitió una factura a nombre de la misma por 10.266 euros con unos servicios a otra compañía, con domicilio en Xinzo de Limia, que en realidad nunca se prestaron, según sostienen las acusaciones. Aprovechando la factura, emitió la letra de cambio por dicha cantidad, imitando en el "acepto" la firma del administrador de la otra empresa, sostiene la Fiscalía.

La defensa, que niega ánimo de defraudar ni voluntad de engaño, pide la libre absolución de la acusada, que cobra una pensión de invalidez que está embargada. Según declaró en el juicio, en aquel momento necesitaba una ayuda económica para evitar que le subastaran el piso en el que residía, por lo que acudió a una compañía prestamista. Su versión es que tras reunirse con el administrador en dos ocasiones, este le dijo que le comunicaría posteriormente si aceptaba la solicitud del préstamo. Poco después, sostiene la acusada, le llegó una letra de cambio con el importe solicitado y con la supuesta rúbrica del administrador de en el "acepto". La Guardia Civil rechazó que la firma fuera suya pero no puede aseverar que la acusada fuera autora. "Es probable y no seguro", dijo un agente.

El encargado de la empresa aludida en la letra declaró que no tuvo conocimiento de la misma hasta que la compañía prestamista lo avisó de que estaba a punto de vencer el plazo de pago. Supone que "alguien pudiera coger la firma de algún papel" de su despacho para después falsificarla y aseguró que nunca había oído el nombre de la empresa en la que trabajaba la acusada.