La inmensa mayoría se queda en un susto momentáneo y en daños materiales en el coche. Es uno de los problemas principales para la seguridad vial y, en provincias con las características como la de Ourense, representa un efecto más de la dispersión y el abandono de aldeas, el hecho de que muchas carreteras orillen el monte para dar servicio a tantos núcleos desperdigados, y la pérdida de hábitat. Son algunas de las razones, según los expertos, de la cantidad de accidentes causados por la irrupción de animales en la calzada. Según los últimos datos de la Jefatura Provincial de Tráfico, cada 8 horas se registra un siniestro de este tipo, de media. En los 5 primeros meses del año -151 días-, ocurrieron 457 sucesos por la aparición en vías de comunicación de fauna silvestre o doméstica, sobre todo jabalíes (233 casos), corzos (150) y perros (37). El promedio señala que hay más de 90 percances al mes.

Hubo 103 siniestros de este tipo en el mes de enero. Avanzado el otoño y durante el invierno son más habituales por el aumento de las horas de conducción de noche o con peores condiciones de visibilidad. En febrero la cifra cayó a 90, se registraron 87 casos en marzo, hubo un repunte a 94 en abril y en mayo el total fue de 83 sucesos.

Aumento de casos y seguros

En los últimos años, la dimensión de este problema de seguridad vial se hace notoria. En 2017 hubo 1.081 accidentes provocados por la irrupción de animales en la red viaria de la provincia, de los cuales 597 correspondieron a colisiones o salidas de vía causadas por jabalíes, 341 por corzos y 22 por zorros, más otros 121 casos en los que la invasión fue de alguna especie doméstica (en 83 casos, perros).

El año anterior, 2016, fue el primero en que los accidentes por culpa de animales superaron la barrera de los 1.000 casos. Hubo 1.135 incidentes, lo que supuso el 60% del total de siniestros de tráfico registrados en Ourense. En 2011 se registraron 593 accidentes con animales sobre un total de 1.561 de todo tipo (38 %). En 2012 la cifra subió a 672 de 1.593 (42 %). En 2013 hubo un nuevo aumento hasta los 761 casos sobre un total de 1.631 accidentes (47 %). Cayó la cifra al año siguiente, con 728 siniestros causados por la irrupción de animales sobre un total de 1.875 (39 %). En 2015 se produjo una subida notable, hasta los 928 casos entre 1.977 incidentes (47 %).

El incremento de casos se explica en buena medida, según los expertos, a que cada vez se dan más partes a las compañías de seguros, al estar este riesgo previsto en la mayoría de pólizas. La Guardia Civil y la Jefatura Provincial de Tráfico recomiendan a los conductores que contraten esta cobertura.

El número de las pólizas ha crecido desde que con la aprobación de la Ley 6/14, la responsabilidad ya no recae fundamentalmente sobre el titular del coto de caza, salvo que el origen del siniestro sea una irrupción del animal en la calzada por acción de la actividad cinegética.

Además de la responsabilidad patrimonial que se le puede exigir a la administración por desatención en su deber de cuidado de la carretera, por falta de vallado en vías de alta capacidad o de señalización (la P24 advierte del riesgo de animales en libertad en un tramo determinado), la ley estipula que, en un siniestro ocasionado por el atropello de especies cinegéticas, será responsable de los daños a personas o bienes el conductor.

Se aconseja avisar a la Guardia Civil de Tráfico si el incidente se produce en zona interurbana, o a la Policía Local, si ocurre en una localidad, para que el atestado sirva como argumento ante la aseguradora. Tampoco está de más documentar la colisión con una fotografía, aunque esté hecha con el móvil. No es imprescindible que el animal esté muerto. Algunas pólizas solo cubren los impactos contra los animales salvajes, mientras que otras, dentro de esta categoría, lo restringen todavía más a las especies cinegéticas.

¿Se pueden evitar este tipo de accidentes tan habitual? Ocurren en vías principales como autovías, pero también en secundarias y comarcales, cuya extensión suma miles de kilómetros de asfalto. El vallado, obligatorio en las vías de alta capacidad y que se ha reforzado en algunas zonas enterrando el cerco con un cable tensor para que los animales no accedan valiéndose de su hocico, no evita este tipo de incidentes. La fauna puede entrar por los carriles de incorporación de los vehículos. Las batidas y monterías de jabalí, pese a que en una temporada de caza se cuentan por varios miles solo en la provincia de Ourense, tampoco bastan .

La Xunta estudió medidas como el uso de una sustancia con el mismo olor que la orina del lobo que repelería a los animales. En algunas carreteras se han instalado captafaros en la bionda que proyectan la luz de los vehículos al exterior de la calzada para ahuyentar a la fauna. Además se comercializan, baratos, unos dispositivos para los vehículos que emiten un ultrasonido imperceptible para los humanos pero que repele a los animales.

Por ejemplo, se ofertan en el portal de ventas Amazon, entre otros productos similares, dos avisadores a un precio de 14,39 euros, que "asustan y alejan a todo animal salvaje de la carretera con el fin de evitar riesgos de accidente, gracias a la emisión de ultrasonidos de alta frecuencia, entre 16.000 y 20.000 hercios". Según el vendedor, son muy eficaces "hasta a 400 metros de distancia, funcionan a partir de 50 km/hora y no son perceptibles para las personas del interior del vehículo. En los comentarios de usuarios hay comentarios de todo tipo, incluidos varios que califican estos aparatos como inservibles. Dado su bajo coste, la Guardia Civil ve bien su instalación en el coche (por ejemplo, en la parte exterior del radiador). La Jefatura Provincial de la DGT no los desaconseja pero aclara que "nadie independiente nos ha informado de su efectividad total".