Por su parte, la Estación de Viticultura e Enoloxía de Galicia, EVEGA, presentó los detalles del proyecto de investigación que desarrolla sobre la diversidad de levaduras y de variedades de vid y su potencial como herramientas de adaptación al cambio climático, financiado por la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. La investigadora Pilar Blanco es la coordinadora del proyecto, en el que también trabaja la tecnóloga Emilia Díaz, ambas doctoras en Biología y trabajadoras de la EVEGA.

El estudio, todavía incipiente, extrae y recopila datos de las fincas experimentales que la estación tiene en Leiro y Ribadumia para analizar su evolución en relación con el clima de la zona. Los resultados en las variedades cultivadas en O Ribeiro constatan un desequilibrio entre el grado alcohólico y la acidez, explica Emilia Díaz. En el caso de la variedad treixadura, apunta, aumenta el grado y la acidez disminuye, mientras que el godello, que se cultiva en Valdeorras y Monterrei, registra un aumento en el grado sin variaciones en la acidez. "Esto nos lleva a pensar que habría que cambiar las técnicas vitícolas", añade la investigadora. En el caso de O Ribeiro, donde es práctica habitual deshojar antes de la vendimia, "quizás hay que limitar el deshoje para dar sombra y evitar que se queme la uva", apunta Díaz Losada. El estudio también revela una mayor aridez en los meses de julio y agosto.

En relación con la investigación sobre aplicación de levaduras, Pilar Blanco señala que se ha demostrado su capacidad para reducir al menos 0,5 grados, "aunque hay seguir haciendo estudios para ver la compatibilidad entre cepas". La coordinadora del proyecto señala que algunos viticultores ya la aplican para mitigar los efectos a corto plazo, ya que se ha constatado un aumento generalizado de la graduación. No obstante, cuando se amplíen estos resultados "podremos transferirlos y ofrecer recomendaciones al viticultor".