Hay manera de moverse en coche sin que llenar el tanque cueste más de 70 euros, sin contribuir a la contaminación que enferma al planeta, sin hacer ruido. Tienen hasta 400 kilómetros de autonomía y se deslizan por el asfalto sin más sonido que el del rozamiento, pero los vehículos eléctricos, catalogados por la Dirección General de Tráfico (DGT) con el distintivo ambiental de 0 emisiones de dióxido de carbono, son todavía una excepción. En la provincia de Ourense hay únicamente 63 automóviles recargables de un total de 263.705, entre los que abundan 159.767 diésel y 99.796 alimentados con gasolina. Son 22 turismos, 12 motocicletas, 9 camiones y furgonetas, 6 ciclomotores y 14 catalogados como "otros vehículos", según los datos de la Jefatura Provincial de la DGT.

Neil Young, que con 6 años condujo por primera vez, compraba coches "por su espíritu. Todos tienen recuerdos, todos están vivos", dijo. El legendario músico es un apasionado por los motores clásicos que defiende el cuidado del planeta, hasta el punto de llegar a calcular los kilómetros que recorrió con cada uno de sus automóviles para medir la cantidad de dióxido que pudo emitir a lo largo de su vida.

Con un cierto paralelismo con Neil Young, Juan Carlos Mejuto (Lugo, 1969), catedrático de Química en la facultad de Ciencias de Ourense, siempre ha tenido coches que rugen -el primero fue un Ford Escort RS 2000, con 150 caballos de gasolina, pasó a un Mondeo RS 2500, saltó a un Mondeo Titanium diésel de 185 caballos, y en la actualidad maneja un Jaguar XF-, pero también le preocupa el medio. Hace casi 5 años que conduce un Renault ZOE eléctrico para ir a la universidad. "Lo compré por motivos ambientales. Vivo en las afueras, hago un montón de kilómetros en circuito urbano y semiurbano, y con cualquier coche que no sea eléctrico se dispara el consumo. Con lo que ahorré al dejar de usar mi otro coche, me pagué el eléctrico, que ya está amortizado", dice el docente. En el campus hay un puesto de recarga ultrarrápido, en el aparcamiento del Politécnico, que en solo 20 minutos llena la batería. En el garaje del edificio jurídico-empresarial, está otro punto en el que la carga completa se demora entre 3 y 6 horas. Mejuto es el único usuario del campus con este tipo de vehículos. Ourense cuenta con electrolineras en el centro comercial Carrefour, el parking subterráneo de Juan XXIII, en el hotel Francisco II, el Parque Tecnolóxico de Galicia, una estación de servicio de San Cibrao y en el concesionario Luis Aragonés.

Mejuto ha cambiado la batería para poder conducir más tiempo sin que se agote. La primera ofrecía una autonomía de 200 kilómetros, aunque nunca circuló más de 160 de una sola tirada. Con la nueva alimentación eléctrica, de 40 vatios, su vehículo podría moverse sin paradas unos 400 kilómetros. "Hasta la fecha el viaje más largo que he hecho son 327 kilómetros. He llegado a ir de Ourense a Zamora".

En otras ciudades, poseer un coche eléctrico permite circular por un carril VAO, se recompensa con descuentos en autopistas o con el aparcamiento gratuito en zona azul. "En Galicia, por ahora, muy poca cosa. Yo, de hecho" -dice, medio en broma- "llevo años persiguiendo a mi alcalde para que me haga una rebaja en el impuesto de circulación, aunque la verdad no es muy alta la tasa en Amoeiro".

En 2017, según los datos de matriculaciones de la Jefatura Provincial de Tráfico, se dieron de alta un total de 7.278 vehículos (6.092 turismos), de los que solo 20 (4 de ellos, furgonetas o camiones) eran automóviles eléctricos. Solo el 0,2%, el mismo porcentaje que representa todo el parque de este tipo de vehículos -63 registrados que producen emisiones 0- sobre los 263.705 que constan en Ourense.

"Es un coche estupendo para el circuito urbano. El problema, hasta ahora, es que las autonomías eran muy bajas y no permitía circular en media-larga distancia. Había que optar por un vehículo de gama media alta, tipo Tesla, cuyo coste supera los 70.000 euros. En la actualidad, con una autonomía de unos 350 kilómetros, creo que ya es un coche útil para tenerlo como vehículo único".

Un automóvil que no genera emisiones ayuda a reducir la contaminación atmosférica, "pero el problema es el paradigma de vehículos con una sola persona". Mejuto, además, reflexiona: "Evidentemente reduces emisiones y también ruido. Pero las baterías llevan cobalto y podríamos hablar de las guerras en torno a la obtención del coltán en África, por lo que a lo mejor los coches eléctricos son tan malos como los móviles"