Mientras los policías antidroga esperaban a ser llamados a declarar ante el juez Leonardo Álvarez, los gemelos Roi y Bernardo D. L. cruzaban el vestíbulo para llegar al ascensor y subir a firmar, como cada día, en el juzgado de Instrucción 3, donde la magistrada Eva Armesto los mantiene como sospechosos de la muerte en comisaría de su compañero Celso B.A., en abril de 2016.

La juez quiere acumular en su juzgado todos los casos, salvo la Zamburiña, porque ve una conexidad de delitos. Entiende que el supuesto crimen quiso encubrir el robo de armas -archivado por el juez Álvarez, que la Fiscalía no recurrirá- y la elaboración de anónimos. La defensa del exjefe antidroga, Antonio R. F., considera que también la Zamburiña debería acumularse en la causa por la muerte de Celso, donde se mantiene como acusación hasta que la Audiencia aclare si es perjudicado.

"El origen son el rencor y celos profesionales de unas personas que cuando se les cesa en una función lo toman como una tragedia y algo personal", sostiene el letrado, en alusión a los anónimos "con ánimo de venganza" que por los que también se investiga a Roi -el jefe antidroga que precedió a su cliente- y su gemelo Bernardo. Las filtraciones desencadenaron "una persecución inquisitorial". "Nos extraña que la Fiscalía no haya pedido ya la imputación de los que parecen ser los autores de la sustracción de las armas", añadió.

Petición de nulidad

Al menos un abogado ha pedido al magistrado Álvarez que dé carpetazo a la Zamburiña, invocando un vicio de nulidad por las intervenciones telefónicas iniciales que solicitó Asuntos Internos. Es una cuestión que otros letrados prefieren aplazar hasta el juicio.