Les gusta, como su nombre indica, "pavonearse" y tal vez por eso ellos, los pavos reales, aprovechan a menudo las cuatro puertas abiertas al exterior que tiene el jardín del Posío "y es habitual que nos llamen porque están paseando por calle Coruña o por la zona del instituto", bromea José Rojo.

Cacahuetes, trigo, lechuga y una dieta adaptada, son el menú matutino que toman como unos señores en las terrazas de la cafetería. Pero estas aves en libertad, en especial los pavos reales saben de chucherías. "Por la noche los guardamos en la pajarera, con el resto de aves en cautividad y es habitual que encontremos queso o embutidos que les arrojan", afirma José Rojo, el cuidador de estas aves, que son cómplices de abuelos y padres de niños inapetentes: "cómete la merienda o te la come el pajarito". El día que los pavos del Posío hablen, lo harán con esa manida frase.