La ourensana Beatriz Rodríguez ha logrado más de 226.000 firmas de apoyo a la campaña que promueve en el portal change.org para pedir al Ministerio de Sanidad que garantice en todos los hospitales de España la aplicación de un protocolo de muerte perinatal. Inició esta lucha después de vivir una experiencia traumática en la que se vio obligada a dar a luz a su hija sin vida "igual que si se tratara de un parto común".

En su petición relata que nadie la preparó a ella ni a su marido para lo que vivieron y que no quiere que ninguna mujer pase por lo que tuvo que pasar ella. "No es lo mismo el nacimiento de un niño con vida que un parto con muerte perinatal, no puede ser que todavía haya hospitales en los que ambos se gestionan igual", señala. "Lo he vivido como madre y sé cuánto se sufre y cuánto sufrimiento de más se podría evitar". En este sentido, Beatriz Rodríguez considera "necesario que los profesionales conozcan cómo preparar a los padres, dónde ubicarlos tras el parto, cómo gestionar su deseo de ver o no ver a su hijo" y detalles que, afirma, "son demasiado importantes como para abordarlos sin un plan de acción".

Señala que en su caso "faltó información, comunicación, empatía y preparación", y denuncia que no vio a un psicólogo "hasta 24 horas después de dar a luz a mi hija sin vida".

Beatriz Rodríguez ha viajado a Madrid con su marido para entregar mañana en el Ministerio de Sanidad las firmas que ha conseguido su petición.

Al margen de esta campaña, con la que Beatriz quiere que se aplique un protocolo específico en todos los hospitales para los casos de muerte perinatal, la pareja ha presentado una reclamación patrimonial al Sergas por importe de 500.000 euros en concepto de indemnización por los daños y perjuicios sufridos tanto por la pérdida de su hija al término de la gestación como por la "falta de supervisión durante el embarazo de riesgo". La reclamación refiere "atenciones nefastas y atropelladas en el parto" y la grave infección posterior que sufrió la paciente que requirió intervención quirúrgica. Todo ello, señalan, ha ocasionado secuelas a nivel físico y psíquico en la madre, además de una pérdida para la familia.