Cuatro aldeas evacuadas y un centenar de efectivos coordinados para hacer frente a una emergencia que entrañaría un riesgo mayúsculo: la rotura de un embalse, con el riesgo de que las poblaciones quedaran inundadas. Ayer por la mañana se escenificó cómo sería la respuesta de las autoridades y los medios de emergencias a un colapso o grieta comprometedora de la presa de O Bao, en el municipio ourensano de O Bolo.

Bajo la dirección de la Xunta y con el subdelegado del Gobierno, Roberto Castro, sobre el terreno, participaron en el dispositivo un centenar de efectivos, todos aquellos cuya actuación está prevista en el plan especial de protección civil ante un riesgo de inundación, el denominado Plan Inungal. Colaboraron personal de la empresa titular de la presa (Iberdrola), la Unidad Militar de Emergencias (UME), bomberos de la zona, además de profesionales del 061, de Cruz Roja o del Grupo de Intervención Psicológica en Catástrofes y Emergencias (GIPCE).

Además, se establecieron controles de tráfico, se desplegó una red de comunicaciones y se instaló un puesto de mando avanzado. Durante la recreación, se dio aviso a la población con megafonía y sirenas. Posteriormente, se evacuó a los vecinos de las localidades de Portomourisco (Petín), As Ermitas (O Bolo), O Bao (Manzaneda) y Os Casares (Ribas de Sil). El simulacro transcurrió "según lo previsto" y finalizó "satisfactoriamente", según la Xunta, con el objetivo de "practicar la coordinación necesaria ante este tipo de emergencias, en las que deben movilizarse un gran número de efectivos de distintos organismos".