La exposición "del dedo a la llama" del artista Manuel Penín se sentó ayer en el espacio de arte Roberto Verino, y de la que forman parte quince obras en la que su autor nos acerca a la sublimación de la naturaleza sobrepasando los límites entre abstracción y figuración. Aunque para el diseñador ourensano, presente en la inauguración, supone toda una "explosión de color", pero sobre todo, ese "optimismo y forma de hacer" de Penín.

Pero el titulo de la exposición hace referencia al trabajo manual que se exige un artista y esa llama encendida de una pasión creativa que se plasma en sus obras, con ea fuerza de composiciones que le diferencia. Realizadas en óleo sobre cartón y técnica mixta sobre papel, estas obras fueron creadas por el artista durante los últimos cuatro años en ciudades tan distantes como diferentes, como es el caso de Nueva York, Berlín y Ourense.

Además, esta es la primera exposición en la que Manuel Penín da titulo a sus obras, ya que hasta ahora prefería que la contemplación de su trabajo fuera un ejercicio de abstracción y que sus composiciones, al interactuar con el espectador, fueran un estimulo sensorial individual sin orientación alguna que sugirieran el mundo personal del artista.

Manuel Penín, artista multidisciplinar, se mostraba ayer especialmente satisfecho con una exposición que pretende mostrar toda es capacidad de creación, y como apuntó Roberto Verino, también tiene "la capacidad de emocionar", sobre todo por esa luminosidad que acerca a todas las personas que acudan a ver la exposición a un universo natural con esa fuerza que le imprime el autor.

Así, uno de los que mejor define el trabajo de Penín es Fernando Arrabal, al señalar que "las formas, despertando su espíritu, se lo llevan hacía un mundo de voluptuosidad y de estética donde todo parece situado bajo la misma estrella. Sediento de eternidad, Penín aspira a permanecer, libidinosamente, cara a cara con su creación". Una obra que para Verino muestra la vitalidad de un creador sin fronteras.