Un proyecto de investigación coordinado por la antropóloga de la Universidad de Vigo, Fátima Braña, ha analizado el perfil de usuarios, usos y valoración de las termas abiertas de la provincia, y ha concluido que el termalismo es un fenómeno social general, tanto en género como en edad, y que aquellos que lo practican repiten la experiencia con regularidad.

El estudio estuvo financiado por la convocatoria 2017 de ayudas a proyectos de investigación INOU, que promueven la Vicerrectoría del Campus de Ourense y la Diputación y contó con la participación, además de Fátima Braña, de María Dapía y David Casado, así como la colaboración de Silvia Pérez y Javier Diz. El trabajo, apuntan los investigadores, ofrece por primera vez datos empíricos del perfil socioeconómico, motivaciones, patrones de uso en espacio y tiempo, prácticas en el ámbito termal, sugerencias de mejora y valoraciones de los usuarios. El equipo realizó para ello encuestas a casi 500 usuarios de las termas de Bande, Lobios, Cenlle, Outariz, Muíño da Veiga, A Chavasqueira y As Burgas; y entrevistó a casi una docena de personas con responsabilidad en la gestión de los espacios termales.

A partir de la muestra recogida se concluye que los usuarios son hombres y mujeres con una media de 46 años, un dato "relevante" a su juicio, ya que contrasta "con la idea de que el termalismo es una actividad asociada a las personas mayores".

El 75,5% de los usuarios son de origen español y el 20,3% son de Portugal. El 44,1% son asalariados y el 25,6%, jubilados. En cuanto a los ingresos por unidad familiar, señala la investigación, "se aprecia que los porcentajes más altos corresponden con ingresos entre 700 y 1.500 euros (35,3%) y 1.500 a 2.500 (26,3%). El 16,6 % tienen ingresos familiares superiores a 2.500 euros mensuales".

El 49,2% no conoce las propiedades de las aguas, el 24,2% va buscando relax y el 19,2% lo hace por salud.

Además de una radiografía muy completa de las preferencias de los usuarios, los investigadores ha observado también "conflictos entre el ideario de las termas como espacios naturales poco antropizados o como espacios claramente orientados al turismo que reclaman infraestructuras invasivas". El equipo apreció una "fractura entre el deseo de infraestructuras de carácter turístico por buena parte de los usuarios frente a otros que señalan la importancia de menguar la intervención y la construcción para garantizar la naturalidad del recurso, y por tanto del agua".