El Juzgado de Instrucción nº3 de Ourense ha acordado la puesta en libertad bajo fianza de los dos agentes de la Policía Nacional detenidos en el marco de las diligencias 797/16, según informó esta madrugada el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia. Tanto la Fiscalía como la acusación pedían prisión para ambos, a los que se les investiga por homicidio en relación con la muerte de otro agente.

La magistrada les ha impuesto a cada uno de ellos una fianza de 60.000 euros, que tendrán que abonar en un plazo de cinco días, además de la obligación de comparecer ante el juzgado de instrucción más próximo a su domicilio todos los días, la prohibición de salir del territorio nacional y la consiguiente obligación de hacer entrega del pasaporte.

El auto de la jueza se demoró porque la defensa solicitó hacia las 11 de la noche que se repitiera la recogida de restos de sangre de un mono para realizar un análisis. La funda de trabajo estaba en el coche de uno de los detenidos. Los hermanos alegan que esa sangre es de cerdo, proveniente de una matanza. La Fiscalía ha reclamado que las pruebas se realicen de urgencia.

La magistrada entiende que no está justificado acordar su ingreso en prisión debido a su arraigo familiar y patrimonial, al no concurrir peligro concreto para la alteración, ocultación o destrucción de fuentes de prueba relevantes (salvo el que justifica el mantenimiento de una pequeña parte de la instrucción como secreta). Además, se indica en el auto que no cabe la posibilidad de actuar "contra bienes jurídicos de la víctima ni concurrir elemento alguno que permita inferir que los investigados vayan cometer otros hechos delictivos".

De lo actuado en la causa, la jueza entiende que existen indicios de la comisión "de forma conjunta y planificada", entre mayo de 2014 y abril de 2016, de los siguientes delitos: robo con fuerza, tenencia ilícita de armas, revelación de secretos, simulación de delito del artículo 457 del Código Penal, acusación o denuncia falsa e injurias y calumnias. Así mismo, a ambos se les investiga por un presunto delito de homicidio en relación al agente fallecido en la comisaría de Ourense.

Celso Blanco, que trabajaba en el departamento de prensa, apareció muerto un la sala de trabajo que compartía con uno de los detenidos, Bernardo D. L., que era su superior. El policía se habría pegado un tiro en la sien con un revólver con silenciador.

Para acordar la detención de los investigados, la titular del juzgado tuvo en cuenta las inspecciones oculares practicadas, informes periciales de balística, del Instituto de Toxicología y de ADN, entre otros; además de las declaraciones testificales tomadas en la causa, fotografías, relación de llamadas y comunicaciones, así como documentación bancaria. Desde el arresto, se ha procedido al registro de varias viviendas relacionadas con los sospechosos, ubicadas en Toén (Ourense), Ávila, Coslada y Ribeira, entre otras diligencias de investigación.

Antes de que se produjese la comparecencia ante la jueza se alzó de manera parcial el secreto de las actuaciones con el objetivo de que las partes pudiesen acceder al contenido de la causa antes de los interrogatorios. Los investigados solo quisieron responder a unas preguntas planteadas por su defensa.