Los foliones ya resuenan en el oriente ourensano y eso quiere decir Entroido. A una semana del domingo Fareleiro que inicia el calendario del carnaval en Ourense, el espíritu festivo ha emergido con fuerza en Viana do Bolo y Vilariño de Conso, que este fin de semana acogen la cuarta edición de la Mascarada Ibérica, un evento capaz de concentrar en una misma ubicación manifestaciones ancestrales de toda la península.

Hasta 39 grupos entre máscaras y foliones participaron en el desfile que ayer por la tarde recorrió las calles de Viana do Bolo. Con un fondo de montañas nevadas y la amenaza de lluvia que no llegó a frustrar la salida de la gran mascarada, personajes de los más variopinto y colorido avivaron la magia del Entroido. El sonido de las chocas, azadas y tambores de los carnavales y mascaradas rurales de España y Portugal se fundieron en una explosión que volverá a repetirse hoy, a la partir de las 12.00 horas en Vilariño de Conso.

Esta mascarada es una iniciativa de la Comisión do Entroido de Viana do Bolo, la Asociación Xuntos por o Fulión de Vilariño de Conso y la Sociedade Antropolóxica Galega que han apostado por reivindicar la importancia de los entroidos ancestrales, que han sobrevivido al paso del tiempo fieles a su esencia. Cada edición ha ido creciendo y este fin de semana son casi 40 grupos vistiendo de auténtico Entroido la montaña ourensana en la que los boteiros de Viana y Vilariño y sus atronadores foliones son protagonistas indiscutibles.

Los grupos proceden principalmente del Noroeste peninsular aunque también está presente Guadalajara, con los diablos y las mascaritas de Luzom. La participación de Portugal también ha ganado peso en esta esta edición, con siete entroidos peculiares en la Mascarada Ibérica: los farandulos de Tó, el "velho chocalheiro" del Vale do Porco, el careto de Valverde, el también "chocalheiro" de Bemposta, los "velhos" de Bruço, y los caretos de Parada y Lazarim.

Las manifestaciones ancestrales de Zamora, León y Cantabria también son importantes en esta gran mascarada que se reúne en Viana y Vilariño. Desde la provincia zamorana llegaron a Ourense el "atenazador" de San Vicente de la Cabeza, personaje que sale en verano, y la talanquera y visparra, que son máscaras de invierno. Por la parte de León visita la montaña oriental ourensana el colorista antruejo de Carrizo de la Ribera.

Los sidros de Valdesoto son la representación asturiana y a Cantabria la representan la vijanera, de Silió; los zamarrones de los Carabeos y el Atruido Pare, de Piasca.

En su mayoría son personajes que presentan importantes similitudes con manifestaciones ancestrales gallegas y lusas, de ahí que se haya considerado la posibilidad de que todos estos entroidos y mascaradas sean declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial por parte de la Unesco. Una petición que cobra fuerza con la creciente unión de estos grupos a través de eventos y desfiles conjuntos.

La presencia gallega también crece en esta mascarada ibérica, con novedades este año como la de los vergalleiros, de Sarreaus. Además de las madamitas, de Entrimo; los galos de San Pedro, A Mezquita; las bonitas de Sande, troteiros de Bande, felos de Maceda, pantallas de Xinzo, cigarróns de Verín, peliqueiros y parranfón de Campobecerros, vellarróns de Riós y el Toro e Xigante de Celavente, representan a la provincia de Ourense.

Los xenerais da Ulla, de A Coruña; el Entroido Ribeirao de Santiago de Arriba, de Chantada (Lugo), y los merdeiros de Vigo y el Entroido de Cobres, Vilaboa, por la parte pontevedresa completaron el elenco gallego, cargado del sonido y la ambientación de los foliones de Manzaneda, Buxán, Viana y Vilariño.