Los plazos de ejecución de las obras de la línea de alta velocidad ferroviaria Madrid-Galicia extienden al menos a junio de 2019 la finalización de los trabajos. Es la fecha en la que culminará la construcción del viaducto de As Teixeiras (Laza), una de las infraestructuras más relevantes en la entrada del AVE a la provincia de Ourense. A este horizonte, que se ajusta a las previsiones del Ministerio de Fomento de concluir la construcción de la línea en el tercer trimestre de 2019, habría que añadirle todavía el período de varios meses de pruebas al que deberá someterse el trazado antes de su definitiva puesta en funcionamiento.

Ingenieros de Adif Alta Velocidad explicaron ayer durante una visita a las obras de tres subtramos que se construyen entre Castrelo do Val y Laza que la previsión es completar la vía derecha en toda la línea a lo largo de 2018 y culminar lo que reste de la izquierda el año siguiente.

Tal y como puntualizaron, en el trazado Lubián-Ourense, de 100 kilómetros de longitud, están finalizados los tramos Túnel de A Canda- Vilavella, Túnel do Espiño y Miamán-Ponte Ambía, que suman 19 kilómetros.

Asimismo, entre este mes y el de enero se recibirán las obras del subtramo Campobecerros-Portocamba, de 4,2 kilómetros de longitud, cuya ejecución se inició en abril de 2012 y del que apenas resta el montaje de la canaleta de comunicaciones. A partir de aquí, avanzaron los técnicos, los diferentes subtramos "se irán rematando uno detrás de otro".

Uno de los inmediatamente siguientes es el de Vilariño de Conso-Campobecerros, en el que se integra el túnel de Bolaños, de 6,7 kilómetros, único del trazado gallego perforado con tuneladora, cuya finalización está prevista en "seis o siete meses".

La última estructura iniciada es el viaducto de As Teixeiras, de 508 metros de longitud y una altura máxima de 94,8 metros. Forma parte del subtramo Portocamba-Cerdedelo, de 2,3 kilómetros, que incluye un túnel de casi 1,7 kilómetros, y su grado de ejecución, según el director de obras, Arturo Pastor, ronda el 38%.

El viaducto conectará los municipios de Castrelo do Val y Laza salvando el valle sobre el arroyo del mismo nombre. Las obras comenzaron el pasado mes de agosto y actualmente se centran en la ejecución de los caminos de acceso y las cimentaciones de la ladera de Cerdedelo.

Pastor apuntó que se trata de unas de las ingenierías "más complejas" en esta parte del trazado y, de hecho, ha tenido que afrontar varias limitaciones. Entre ellas, las ambientales, impuestas por la clasificación del entorno como Lugar de Importancia Comunitaria, LIC Río Támega; y las de la propia orografía, al tratarse de un "valle encajado, con una litología compleja", explicó Arturo Pastor, que matiza que construir los caminos de acceso constituye una "obra en sí mismo", ya que implican la adopción de medidas específicas para evitar arrastres.

La climatología también juega en contra en este territorio, a más de 800 metros de altitud, con elevadas temperaturas en verano y heladas en invierno que pueden afectar a las pistas y que "obligan a tomar precauciones para no comprometer los ritmos". El viento dominante, al tratarse de una obra de valle, también condiciona la estructura.

La construcción de este viaducto está ligada al túnel de Cerdedelo, actualmente en fase de excavación y sostenimiento. Se trata de un túnel bitubo ejecutado mediante el método austríaco, de 1.695 metros de longitud en la vía derecha y 1.662 en la izquierda.

Este túnel atraviesa una zona de baja cobertera que se resuelve con la excavación a cielo abierto para ambas vías, sosteniendo los taludes mediante 'soil-nailing' y ejecutando posteriormente una estructura de falsos túneles que se rellena para su integración ambiental.

Respecto al túnel de Portocamba, de 3,6 kilómetros, Pastor indicó que está ejecutado al 99%, "en fase de remates" con la colocación de alguna rejilla, limpieza de arquetas e instalación de la canaleta de comunicaciones.