Las empinadas calles que caracterizan a la ciudad se convierten en todo un reto para los bomberos cuando tienen que intervenir en un edificio ubicado en alguna de ellas. Desplegar su mayor escalera de 53 metros de altura con la que está equipada uno de sus camiones en un vial con una pronunciada pendiente como las que abundan en Vigo exige de unos cálculos y una preparación extraordinaria para actuar con la seguridad y la celeridad que exigen sus intervenciones. Y para ello, varios miembros del cuerpo olívico han recibido formación teórica y práctica durante la última semana con ejercicios en calles como San Salvador, Panamá o Baiona.

"Vigo se convirtió en el escenario perfecto para realizar este curso, ya que se dan todas las condiciones en las que es verdaderamente imprescindible: grandes avenidas, calles estrechas, edificios en altura y pendientes muy pronunciadas", destacan sus responsables. También realizaron simulaciones de casos reales con maquetas (en la foto).