El recinto ferial de la ciudad de Ourense, vivió ayer una de las dos citas gastronómicas mensuales más multitudinarias del año, la feria del 17, una convocatoria caracterizada por la masiva afluencia no solo de vecinos, y adeptos al "pulpo a feira" y la "carne o caldeiro", sino de cientos de turistas y emigrantes que pasan estos días de vacaciones en la provincia.

Pero lo que es virtud en términos de negocio para taberneros y pulpeiras , se ha convertido también en un motivo de controversia con el Concello de Ourense, pues "no nos llega el espacio, queda gente haciendo cola porque no tenemos mesas, pero desde el ayuntamiento nos dan permiso para la ampliación de mesas, pese a que estamos dispuestos a pagar lo que nos corresponda por esa ampliación" , explica Luis Fernández Barril, uno de los más conocidos taberneros que acude desde hace años a esta cita ferial de Ourense.

"Hay mucho espacio fuero del recinto acristalado que podríamos ocupar con mesas y bancos cuando sea necesario, pero no nos dejan extendernos cuando realmente no molestamos a nadie" explica el tabernero.

Isaura González presidenta de las pulpeiras de Arcos corrobora el problema. "Son días contados al año, pero el número de comensales que vienen se multiplica y la verdad es una pena que se tenga a la gente de pie esperando o que se quede sin sitio. El problema se repite en otras ferias de la provincia".

"Hay que aprobarlo en pleno"

Para Luis, el problema es de consenso con los grupos políticos. "La falta de espacio en la feria de Ourense se repite sobre todo en julio, agosto y en otras fechas puntuales como Semana Santa pero la Concejalía de Comercio no nos da permiso para ampliar; puede que sea por el lío que tienen con la oposición, así que creo que la solución es llevar este tema al pleno, y que la norma que se dicte quede aprobada para siempre".

El día de ayer fue fantástico reconocen pese al calor reinante en la ciudad. Además de los cientos de emigrantes que pasan por la feria para comer el pulpo antes e rematar las vacaciones y abandonar Ourense, "vienen algunos turistas de paso que, normalmente primero miran y luego después de probar por primera vez el "pulpo a feira repiten y lo piden sin dudar cuando vuelven a Ourense. Es que no hay otro igual", explica Luis Fernández.

Creen que el problema de capacidad del recinto en fechas puntuales como ayer, es de fácil resolución. "Nosotros pagamos nuestros impuestos al Concello por puesto, y cada puesto es una fila completa de punta a punta del recinto de Ourense que comprende ocho mesas; es posible que nos llegue con dos o tres mesas más fuera del recinto acristalado para no tener a la gente esperando al sol. Creemos que es fácil de solucionar" indican.

Las "feiras do 7 e do 17" como se las conoce en la ciudad, son una antiquísima tradición que, por lo que se ve resiste durante décadas sin miedo a las modas.