La situación de los embalses de la provincia mejora con respecto al mes pasado y la Confederación Hidrográfica Miño-Sil (CHMS) no activa el nivel de alerta por sequía. Con todo, el poco volumen de agua recogida en la provincia es preocupante: 134 litros por metro cuadrado cuando lo normal sería situarse en pleno mes de julio en 1.040 litros. No se ordenan restricciones de agua por el momento, pero sí es necesario fomentar las medidas de ahorro de cara al otoño. Los pequeños núcleos de población son los más afectados. Las predicciones para los próximos meses no son fiables por el momento.

Hace exactamente un año, los embalses ourensanos se situaban en un 83,71% de su capacidad total; hoy, rondan el 59,6%; y la media histórica para el mes de julio -entre 1980/81 y 2011/12- se rebaja al 74,25% según los datos aportados por la CHMS. No es el mejor panorama, pero la situación no es tan urgente como para activar el nivel de alerta por sequía, un nivel que en Galicia no alteraría la situación prácticamente, pues la actuación principal sería la de controlar el regadío de plantaciones, siendo prioridad siempre el abastecimiento para la población (beber, ducharse, cocinar?), más que los caudales ecológicos incluso. En estos momentos, los ríos más damnificados son el Limia (está al 20% de su capacidad, aunque semeja vacío por la permeabilidad de su terreno), el Avia y el Miño en Ourense (el Miño está al 33%), así como el río Sil en O Barco de Valdeorras.

Francisco Marín, presidente de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, explicó ayer a los medios, tras la reunión de la Oficina técnica de la sequía, que "la situación no ha empeorado como consecuencia de los 37 litros por metro cuadrado que han caído en el mes de junio". Reiteró en todo momento que el abastecimiento de agua "está garantizado" en la ciudad y en las capitales que se nutren de ríos regulados o de la propia presa. La principal razón tranquilizadora en el caso de la ciudad de As Burgas es que esta se abastece de aguas de debajo de Velle, cuya presa "está prácticamente llena porque es fluyente". "Espero no ver en la vida restricciones de agua en Ourense para abastecimiento, esa situación no se contempla", aclaró Marín.

No correrán posiblemente la misma suerte aquellos núcleos o villas que recogen el líquido de ríos no regulados o de manantiales: "Esta sequía meteorológica que tenemos sí podría dar lugar a que en las próximas semanas y meses sufran cortes en su suministro", diferenció el presidente de la demarcación Miño-Sil. Si esta situación extrema llegase a ser una realidad, la entidad de cuenca ya tiene preparado un operativo con un apoyo externo para unas hipotéticas concesiones temporales.

Con todo, la CHMS advierte del peligro que puede suponer un derroche de agua en estos meses estivales y llama a un uso responsable: "Lo que malgastemos ahora es posible que en otoño nos haga falta".

Precedentes: año 2012

La causa de esta sequía es la escasez de lluvias desde mayo-junio del año pasado, situación no comparable a la vivida en el 2012, cuando el volumen de agua embalsada fue mucho menor. Por suerte, en este 2017 no se llegó a tal extremo debido a las precipitaciones del mes de febrero y mayo; el 6 de febrero se registraron 144,7 litros por metro cuadrado en la provincia, otra fecha que dio un respiro fue la del 15 de mayo del 2017, con 66,5 litros/metro cuadrado.

Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), a día de hoy estamos al 61% de las precipitaciones y el año hidrológico -del 1 de octubre al 30 de septiembre- rematará con un 65%, por lo que la situación acabará por mejorar. Esto también lo corrobora un centro meteorológico americano consultado por la CHMS, que avanza que los dos próximos meses serán más cálidos en Ourense, que en septiembre habrá más lluvias que las habituales y que en agosto lloverá algo menos. Por el contrario, el Centro de predicción de inundaciones de la Unión Europea asegura que el problema irá a peor.

Con todo, a pesar de que el agua embalsada en la cuenca Miño-Sil es suficiente para cubrir las necesidades personales y de regadío por el momento, lo cierto es que su bajo flujo sí repercutirá de forma notable en la producción eléctrica en una demarcación que supone entre el 15 y el 16% del total de energía hidráulica generada en España, en palabras de Francisco Marín. Solo la supera la concavidad del Duero.