Un año más los habitantes del Couto Mixto volvieron a recordar aquella época en que este territorio fue una república gallega enclavada en los concellos de Calvos de Randín y Baltar, y en la que los pueblos que lo constituían eran Santiago, Rubiás y Meaus. La Asociación de Amigos del Couto Mixto celebró ayer su homenaje anual.
La iglesia de Santiago de Rubiás acoge cada año una reproducción histórica de aquella república, en la que tres hombres en representación de los tres pueblos abren el Arca de los Documentos, en la que se guardan los papeles que se conservan donde figuran los reconocimientos que el Couto fue recibiendo a partir del período de reconstrucción de la memoria histórica.
En el siglo XII, cuando el pueblo no tenia ni voz ni voto, en cambio vivían en el sur de la provincia de Ourense, en la "raia", gente del Couto Mixto que no pagaban contribución ni tributos, tenían un comercio libre, donde se cosechaba mucho tabaco, tenían derecho de asilo y acogían a los refugiados, entre otros privilegios. Vivían al margen de los corona de España y de Portugal, y la única autoridad era un juez elegido democráticamente por los vecinos de las parroquias de Meaus, Rubias y Santiago.
En ésta última se recordó ayer ese momento invistiendo a tres jueces honorarios. Este año los galardonados con este título fueron la Eurocidade Salvaterra do Miño-Monçao, así como el gerente de Expourense, Alejandro Rubían, y el secretario xeral de Política Lingüística, Valentín García.
Para el presidente de la Asociación de Amigos del Couto Mixto, Luis García Maña, que dejará su cargo para ser ocupado en breve por Carlos Varela, Fiscal superior de Galicia, este territorio singular es "un símbolo de hermandad entre los vecinos de un lado y otro de la `raia´, símbolo de tierra de acogimiento, y de solidaridad".
La jornada contó ayer además con la cantante María do Ceo, que ofreció algunas de sus canciones y como era de esperarse el himno al Couto Mixto del que es autora, así como la presencia del compositor Armando González. La jornada también estuvo animada por el grupo de Gaiteiros de Baltar, y muchos de los presentes se quedaron a una comida de confraternidad que reunió a unas 150 personas.
