La ola de calor de la semana pasada dejó el lunes 19 de junio una máxima de 33 grados en la ciudad de Ourense. Ese día, un guardia civil que vigilaba los accesos en la garita de la Comandancia del instituto armado -el principal acuartelamiento de la provincia, la central del cuerpo, ubicada en Santa Mariña- hacía su servicio sin llevar la gorra. El capitán de su unidad, su jefe directo, lo vio y le preguntó el porqué. El agente adujo que su médico se lo había recomendado porque la prenda de cabeza le provoca eccemas en el cuero cabelludo, más cuando las temperaturas son elevadas. El mando lo reprendió en público -había testigos- afeándole que no tenía conocimiento de esa exención. Al agente le notificaron anteayer la incoación de un expediente disciplinario. Se enfrenta a pasar 2 o 3 días suspendido de empleo y sueldo -de "haberes", como se conoce en el argot del instituto armado-, por la presunta comisión de una falta disciplinaria leve. Tras declararse "perplejos" por esta decisión, la Unión de Guardias Civiles anunció ayer su asesoramiento al agente para que recurra. Acumula 27 años de servicio.

El mando justifica la incoación del expediente en saltarse el cauce reglamentario para hacer una comunicación a la superioridad. Según su versión, el agente presentó su informe médico en el departamento de sanidad de la Comandancia, en lugar de en su unidad. Según la asociación, el agente comunicó su problema al servicio médico del cuerpo para que fuera puesto en conocimiento de los superiores. Fuentes consultadas por este periódico añaden que el afiliado entregó en su unidad, en un sobre cerrado, un parte privado de un dermatólogo. Después fue examinado por un médico del cuerpo, con rango de teniente coronel, en la demarcación de Pontevedra. El guardia da por hecho que su departamento tuvo conocimiento de su problema cuando es el que lo derivó al examen oficial.

La Unión de Guardias Civiles intentará que el caso se cierre antes de la fase de declaraciones. La asociación destaca que, además, "en ningún momento esa ausencia de la prenda de la gorra minimiza o resta el servicio que presta dicho agente en la garita y todo lo que rodea sus funciones. Es más, en algún servicio determinado, esa prenda del uniforme reglamentario no es de obligado uso".

La UGC reveló ayer que el agente fue reprendido "de una manera verbal impropia por parte de un oficial, a grito vivo, con varios testigos y personal ajeno al cuerpo, sin entrar en razón ante las explicaciones que le daba el agente sobre el motivo de la ausencia del uso de la gorra oficial". Aseguran contar con testigos del incidente.

La representación de los guardias se declara "perpleja" por el hecho de que "en pleno siglo XXI tenga más importancia no hacer uso de la gorra que preocuparse por otras carencias de los propios compañeros de dicha unidad, y que en más de una ocasión esta asociación trasmitió en las diferentes reuniones". Aluden, por ejemplo, a la falta de fundas para reponer chalecos antibalas, en un nivel 4 de alerta antiterrorista. "Se banaliza y prioriza algo tan menor" como el uso de la gorra en una garita "aun existiendo justificación por prescripción médica".