El instructor del atestado por la primera agresión sufrida por Isabel Fuentes declaró ayer que "esa misma noche" empezó a sospechar del marido como presunto autor de un intento homicida, por sus supuestas "incongruencias". "Dijo cosas que no me cuadraban con lo que había visto en la casa", destacó el guardia. Según Aniceto Rodríguez, Isabel lo alertó de que entraran a robar cuando él dormía. Apareció con su bata, como si se la hubiera puesto de forma apresurada. Pero la cama apenas estaba deshecha y, pese a los 15 metros de distancia del dormitorio al lugar del ataque, no vio a nadie. Los extraños habrían tenido tiempo para romper el cristal de la galería, coger las llaves, abrir puertas, atacar a la víctima, revolver tres armarios, vaciado varios bolsos y saltado por una ventana y un muro. En un móvil de robo llamó la atención que no faltara nada en la vivienda. Había 12.000 euros que allí continuaban. El martillo, supuesto objeto de la agresión, estaba "como colocado". El hueco abierto en la ventana fracturada era estrecho como para que un brazo, desde fuera, pudiera coger las llaves, sin cortarse.

El instructor llamó a su jefe de equipo, que ese día estaba de vacaciones, para comunicarle sus dudas. "Me dijo que tomara manifestaciones e intentara confirmar". Al inicio se mantuvieron las dos líneas posibles: robo e intento homicidio. ¿Por qué no se detuvo entonces a Rodríguez Caneiro si ya había sospechas? "En ese momento era muy precipitado", alegó. Además, "todo el mundo lo defendía y decía que era bueno con Isabel". A los 5 días de esos hechos primeros, la Guardia Civil pidió por escrito intervenir su teléfono y restringir sus visitas al CHUO, tras reflejar en un atestado hasta 7 incongruencias que descartaban la posibilidad del robo. "Si hubiera sabido lo que iba a pasar, lo habría detenido en el momento en que lo vi", añadió el agente.

De vacaciones pero informado "en todo momento por teléfono", días después se incorporó al mando el jefe de equipo, que pidió a los médicos que mantuvieran el máximo tiempo posible en Reanimación a Isabel, porque consideraban que en ese servicio, con las visitas restringidas, estaría más protegida. Según el jefe de equipo, Aniceto no fue detenido en ese primer momento porque faltaban pruebas de la inspección ocular. "Las diligencias llevan un tiempo, no podíamos cogerlo con papel mojado".

Un neurocirujano había dicho a la Guardia Civil que las lesiones de Isabel no eran compatibles con un ataque sorpresivo de unos ladrones, sino que posiblemente fue atacada cuando estaba de lado en el sofá de una sala donde solía quedarse a ver la tele. Esa fue "la prueba determinante". Más cerca de poder recuperarse, a Isabel la trasladaron a planta el 29 de abril de 2015, un día después de que el responsable de la Policía Judicial le entregara un segundo atestado a la juez tras varios intentos previos de comunicarse con ella. Según su declaración, en dos ocasiones no estaba en el juzgado y tampoco le devolvió llamadas. ¿Por qué no se le detuvo tampoco entonces?, volvieron a preguntar. "La prioridad era mantener con vida a Isabel antes de asegurar al autor".