Treinta ecovigilantes del colegio de las Franciscanas participan en un taller de construcción de cajas para murciélagos, debido a las dificultades que tienen estos animales para encontrar refugios adecuados, tales como grietas o agujeros.

Los ecovigilantes resaltan que pese a las dificultades, los murciélagos aprendieron a aprovecharse de los asentamientos humanos, para ubicar sus refugios, en las cavidades existentes en las construcciones hechas por el hombre.

La progresiva transformación del medio natural, hizo que muchas especies dependan casi exclusivamente de la presencia de construcciones para ocupar un determinado lugar. Estas especies se conocen como antropófilas.

Los ecovigilantes también se marcan como objetivo, conocer mejor a los murciélagos, para saber cómo viven, cómo se alimentan y sus leyendas, además de dar a conocer la biodiversidad asociada a la ciudad.