El 7 de junio se cumplen 13 años de un crimen atroz, que todavía no se ha resuelto. El matrimonio formad por la ourensana Julia Dos Ramos (47) y Salvador Barrio (53), aparecieron muertos junto a su hijo pequeño, Álvaro, de 12, con múltiples heridas por arma blanca en el domicilio de Burgos donde residían. Solo hubo un superviviente: el hermano mayor, Rodrigo Barrio, que tenía 16 años y supuestamente se encontraba internado en Aranda del Duero. El joven fue detenido tres años después en Ourense. Su imputación en el triple asesinato se disipó en 2010, cuando la justicia archivó contra él, provisionalmente, por falta de pruebas. Años después apareció en el foco Ángel Ruiz Pérez, un vecino que ya había sido detenido y condenado por hacer pintadas insultantes contra el padre en el panteón, y que está preso por dos asesinatos. En el caso de los Barrio está investigado desde 2014 ante un posible móvil de malas relaciones y otros indicios. El martes, la Policía dio un nuevo impulso a esta línea de investigación, realizando registros en dos inmuebles de Ángel Ruiz. Los fallecidos tenían una vivienda en la comarca de La Bureba, donde residía el sospechoso. La familia ourensana agradece que la investigación no decaiga pero sigue sospechando de Rodrigo.

El Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas de la Policía Nacional, una unidad de élite en la localización de indicios, buscó en dos propiedades de Ángel Ruiz en la localidad burgalesa de Briviesca algún indicio que lo vincule al triple crimen. Según información del Diario de Burgos, los efectivos de esta unidad viajaron a Burgos para sacar de la cárcel a Ángel Ruiz, donde cumple condena por otro asesinato, para que estuviera presente en las inspecciones de sus dos inmuebles. Buscaban cualquier tipo de efecto -armas blancas, llaves o ropa- que el investigado pudiera conservar del asesinato de Salvador Barrio, Julia Dos Ramos y Álvaro. El caso se encuentra bajo secreto de sumario.

Ángel Ruiz era un potencial sospechoso desde el triple asesinato de junio de 2004, dada la mala relación que tenía con el padre, alcalde pedáneo de La Parte de Bureba cuando fue asesinado. Asimismo, el sospechoso fue el responsable de las pintadas insultantes que aparecieron días después del entierro en el panteón familiar. . Volvió al foco hace unos años. Uno de los descubrimientos más sorprendentes para los investigadores fue que Ángel Ruiz tenía en su poder la llave del despacho del padre cuando era pedáneo. No se halló ninguna de la casa de los Barrio.

Tras otras diligencias, como la petición de datos a las compañías telefónicas, la magistrada del juzgado de Instrucción 2 de Burgos dictó el sobreseimiento provisional a favor de Ángel Ruiz en diciembre de 2015. Las coincidencias de un cuchillo de su propiedad con las lesiones de los cadáveres -que sufrieron cerca de 100 puñaladas- reabrieron la investigación meses después, por orden de la Audiencia Provincial.

La familia de Queirugás (Verín) sigue afligida y convencida de que el autor fue el hijo y único superviviente. Pasaron de acoger a Rodrigo Barrio tras el crimen a personarse contra él cuando fue detenido, en 2007. "Todo lo que sea investigar nos parece bien y estaremos a lo que digan los registros, pero entendemos que cuando apuntan a alguien sin pruebas incriminatorias, por meras conjeturas, están lavando la cara a Rodrigo", manifiesta desde Verín el abogado de la acusación particular, Adolfo Taboada.

El hijo está libre de sospechas judiciales desde 2010. Un año después llevó a juicio a seis parientes por supuestos insultos. Aportó un vídeo casero como prueba y amenazó en su alegato final con pedir una orden de alejamiento. Su tío, el que era su tutor, llegó a ser condenado en primera instancia a 60 euros por llamarle "asesino". La Audiencia Provincial lo absolvió.