La Fiscalía pedía 26 años y medio de prisión y una de las acusaciones particulares elevó la solicitud a 49, pero la Audiencia Provincial de Ourense ha impuesto 19 años de cárcel a Alexandru Marius Luca, tras considerar probado que acabó con la vida en octubre de 2013 de Tomás Milia Méndez, de 72 años, al que acuchilló tres veces tras discutir por el precio de una relación sexual.

Los magistrados imponen 14 años de cárcel por un delito de homicidio (una de las acusaciones particulares reclamaba asesinato); 12 meses de prisión por un delito de hurto (la Fiscalía calificó los hechos como robo con violencia); 1 año y 6 meses de prisión por un delito de atentado; 180 euros de multa por una falta de lesiones y 2 años y 6 meses de cárcel por un delito de daños (rechaza la sala el delito de incendio con riesgo para la vida). En total, 19 años de prisión. El joven rumano ya ha cumplido 3 y medio en reclusión preventiva. La defensa proponía una pena máxima de 10 años y medio.

Tras confesar el crimen a la Policía después de su detención, Marius Luca se acogió a su derecho a no declarar. Solo rompió el silencio en el derecho a la última palabra, sugiriendo que su confesión se debió a una "paliza gravísima" por parte de los agentes. No denunció nada en su momento ni el médico que lo asistió como detenido refirió nada.

La Sala considera probado que el procesado se desplazó a casa de la víctima tras haber acordado ambos un servicio sexual a cambio de dinero. "Por motivos que se desconocen", según la sentencia, tras la relación se inició entre ellos una discusión en el transcurso de la cual el acusado clavó dos veces un arma blanca en el cuello de la víctima, lo que le produjo la muerte. Indica el fallo judicial que "antes de abandonar la vivienda, el acusado, movido por ánimo de ilícito enriquecimiento, se apoderó de una caja que contenía seis relojes de bolsillo valorados en 12 400 euros", objetos que posteriormente fueron hallados por la policía en su coche. Según se recoge en la sentencia, el acusado regresó al domicilio donde había cometido el crimen para trasladar el cadáver hasta la bañera y prender fuego en la habitación con la intención de destruir pruebas. El joven es condenado también por atropellar a un agente cuando trataba de detenerlo.

La sentencia de la Audiencia Provincial de Ourense no es firme. Admite recurso de casación ante el Tribunal Supremo.