El palco de la plaza de la Merced acogió el "Bautizo do Cigarrón", a partir de las cinco de la tarde, consistente en vestir en público a las personas que desean iniciarse en la tradición. En esta ocasión fueron Carla, de 5 años, y Adrián, de 7. Ante la atenta mirada de veinte cigarróns veteranos. Primero les pusieron unas vistosas medias, luego las polainas, una camiseta interior para arropar el cuerpo, con el fin de protegerlos del frío y recoger el sudor; luego una camisa blanca de vestir, tipo traje, a continuación los zapatos, porque "luego sería más difícil hacerlo", y una faja blanca alrededor de la cintura, para sujetar la ropa y evitar que les produzcan daño las "chocas" al caminar.

El paso siguiente consiste en subir el pantalón, que se sujeta con tirantes cosidos o abotonados; se ponen las ligas, las fajas exteriores -de una a tres-, la corbata, la chaquetilla, muy ajustada, abrochada por delante, y por último la máscara y el látigo o zamarra. El acto fue seguido por unas 600 personas. El cigarrón veterano Ángel André Guerra recibió el trofeo de honor.