Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Radiografía de la despoblación

Ourense sumó 56 núcleos deshabitados en la última década y agrava su crisis demográfica

En la provincia hay ya 155 entidades deshabitadas y 53 concellos tienen algún pueblo en el que no quedan vecinos

Cada nuevo informe demográfico cae como un mazazo sobre la provincia de Ourense. El último, la actualización del nomenclátor de Galicia recogido por el Instituto Galego de Estadística, IGE. Este catálogo contiene datos sobre la población asentada en los miles de núcleos que conforman la geografía gallega y permite extraer el número de aldeas que han quedado deshabitadas. En Ourense son 155 las entidades singulares en las que ya no queda ningún vecino y un tercio (56) de esas aldeas en las que no humean las chimeneas se quedaron deshabitadas en la última década. En 94 núcleos solo queda un vecino y en 103 viven dos.

El profesor del área de Análisis Geográfico Regional de la Facultad de Ciencias da Educación de Ourense, Xosé Antón Díaz, explica que la desertización progresiva que empezó por las poblaciones enclavadas en la montaña y continuó por las villas y las cabeceras de comarca hacia las ciudades principales se detectó en 1981. En la actualidad, afirma, "Ourense ha llegado al máximo tras aglutinar la vitalidad demográfica de los municipios rurales".

Su compañero de departamento y profesor en la Facultad de Historia, Carlos Patiño Romarís, apunta que la realidad ourensana no se diferencia de lo que ocurre en otros ámbitos del rural gallego, si bien aquí existe una peculiaridad que, además, es "dramática: la fase en la que se encuentran algunos municipios de la provincia", una situación, añade, "que no puede ignorarse ya por más tiempo".

Lo que reflejan los datos es que en 53 de los 92 ayuntamientos hay algún pueblo en el que ya no quedan vecinos. Entre ellos, la capital, Ourense, en la que A Cuqueira y A Garduñeira llevan más de una década abandonados y en los últimos años se ha incorporado Barxelas, una agrupación de casas junto a la vía del tren y frente a la cola del embalse de Velle abandonado incluso por los 'okupas' que lo habitaron algún tiempo.

Castro Caldelas es el municipio más afectado, con 16 entidades de población vacías; O Irixo, Gomesende y Montederramo tienen ocho aldeas abandonadas cada uno; San Xoán de Río y A Peroxa siete; Coles y Nogueira de Ramuín tienen seis, y otros como A Merca, Celanova o Cortegada, suman cuatro cada uno.

"La desertización empieza por los territorios más enclavados, más distantes, con menos infraestructuras y peor accesibilidad a los puntos de producción y consumo", explica Díaz Fernández. Esto genera una dinámica de pérdida de población continua, añade, "y a partir de este momento empieza a producirse una serie de sucesos en cadena", explica el profesor. "La pérdida de funciones administrativas y de servicios da lugar a que una parte de la población no tenga cobertura para sus necesidades básicas, y esto produce la emigración hacia los núcleos, en este caso Ourense". La franja atlántica demográfica es uno de los principales destinos de esta emigración. Es la más poblada y funciona como "un gran eje urbano multinuclear formado por cinco ciudades concatenadas: Ferrol, A Coruña, Santiago, Pontevedra y Vigo", describe Díaz Fernández. Ambos expertos urgen medidas políticas de amplio calado para contrarrestar esta situación.

Compartir el artículo

stats