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Natalia Fernández Díaz: "Los peligros de la red no son tan diferentes de los del mundo presencial"

Imparte mañana un curso sobre el mundo virtual de los adolescentes

Natalia Fernández Díaz. // Jesús Regal

Natalia Fernández Díaz es educadora en la Asociación para a Saúde Emocional na Infancia e Adolescencia, ASEIA, de Ourense. Mañana imparte en el local de la entidad un curso monográfico dirigido a padres y profesionales sobre el mundo virtual de los adolescentes y las claves para comprenderlo.

-¿Es general la preocupación de los padres por el uso de las redes sociales?

-Es un tema relevante en cada sesión formativa que dirigimos a los padres y madres, y en el trabajo del día a día. En la encuesta a pie de calle que hicimos en el Paseo pola Saúde comprobamos que entre las situaciones que generan más dudas en los padres a la hora de educar a sus hijos, el uso de la nuevas tecnologías está en tercer lugar, por detrás de las conductas adictivas y los métodos de aprendizaje y pautas de crianza. Tiene una cierta lógica porque nosotros, los adultos, venimos del mundo analógico y vivimos en un mundo digital con hijos digitales.

-¿Miedo a lo desconocido?

-Nosotros invitamos a problematizar el concepto y a pensar en por qué depositamos ahí tanto miedo. A lo mejor es porque nosotros también nos acercamos a las tecnologías con desinformación o con una información sesgada. Sin embargo hay un montón de estudios que afirman que los adolescentes se acercan a las nuevas tecnologías porque es su espacio de relación.

-¿Qué es lo que más preocupa cuando se inician en las redes?

-Los peligros que tiene la red no dejan de ser tan diferentes a los peligros del mundo presencial. Las estrategias de cuidado y las medidas de protección tienen que ser las mismas. Es importante tener una conciencia de que hay límites y saber qué implica el anonimato.

-¿Asumen bien los adolescentes las recomendaciones sobre el uso de las nuevas tecnologías en las que ellos se sienten expertos?

-Evidentemente, el acceso a la información y el manejo de los jóvenes es mucho mayor. Lo que aparece como una forma de autoridad, en el sentido de límite, es la regulación del uso de las nuevas tecnologías. Y en eso, como cuando se trata de cualquier otro límite, tiene que haber una negociación. Los adolescentes tienen que asumir que la familia tiene la capacidad de gestionar la regulación. Cada vez más nos encontramos con familias que entienden que las nuevas tecnologías son positivas para el aprendizaje y complementarias con el mundo presencial.

-¿Hay mucha distancia entre la identidad virtual de los adolescentes y la real?

-Hay veces que sí, pero como una medida de expresión de la adolescencia. No debemos olvidar que los jóvenes también son un target dentro de las nuevas tecnologías y que al final marcan tendencias. Eso se recopila a través de la información que ellos vuelcan en la red. Pero esta identidad tiene que estar vista dentro del concepto del mundo adolescente. Al final, el momento evolutivo en el que se encuentran estos jóvenes es también un momento de construcción de identidad. Por eso es importante que los padres se acerquen no tanto desde el conflicto que puede generar el uso, sino desde la comprensión y el acompañamiento.

-¿Cómo se afronta la negociación en una etapa tan complicada como la adolescencia?

-Es necesario poner límites pero también comprender que la adolescencia es un marco de dinamismo. En cualquier relación adulto-adolescente, la negociación está en reconocer el límite que el adulto pone y la parte valiosa que tiene para el adolescente ese punto de encuentro.

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