Son las 14.04 horas del miércoles 11 de enero, casi las 14.05. Carlos S. G. I., de 35 años, accede con paso decidido por la puerta del aparcamiento al Mercadona. Lleva una mochila a la espalda. En el brazo derecho porta en posición vertical una escopeta de cañones paralelos, perfectamente visible. En el lineal de las bebidas alcohólicas, esgrime el arma y duda un segundo. Retrocede por un momento antes de fijar su primer objetivo. Con el propio cañón de la escopeta arrastra hacia el suelo varias botellas de bebida. Continúa con esa maniobra por varios estantes de la zona de los licores, en uno y otro lado del lineal. Todo en un intervalo de pocos segundos a las 14.05 de la tarde del miércoles. El líquido inunda poco a poco el suelo con un color rojizo y viscoso.

Según las grabaciones del súper, justo después, poco antes de las 14.06, el hombre realiza un disparo al aire y avanza hacia otro departamento del local, en sentido contrario al del impacto. El vídeo distribuido ayer por la Policía Nacional elude qué sucedió hasta el último minuto, el definitivo. Por ejemplo no se aprecia cómo el joven, según la comisaría, "se dedicó a pasear entre las estanterías, comer un plátano en la zona de frutería y coger parte del dinero de la caja registradora, alzándolo al aire y la otra parte al suelo". En cambio, las cámaras captan con bastante nitidez cómo fue la detención. A las 14. 11 horas, el tirador está apoyado en una caja registradora, mirando al exterior, comiendo un plátano. Sin dejar la fruta, obedece a los policías del exterior. Avanza a la salida, levanta las manos, se arrodilla, se tumba y no se opone al arresto. En el suelo sigue comiendo la fruta. A las 14.12 horas, los 7 minutos de pánico en el supermercado terminan con los policías poniéndole las esposas.