El documental que retrata el odio entre únicos vecinos en la remota aldea de Santoalla (Petín), el germen del crimen del holandés Martin Verfondern, abrió la última edición del Festival de Cine de Ourense. Pero la justicia tendrá que requerir la película a Estados Unidos, mediante una comisión rogatoria que tardará unos meses, para poder incorporarla como prueba a la causa. Es obra de los directores norteamericanos Daniel Mehrer y Andrew. Becker, A iniciativa del fiscal, que asistió a la exhibición de "Santoalla" junto al equipo de Policía Judicial que esclareció los hechos, al tribunal del jurado se le exhibirán fragmentos del documental, como un elemento de juicio más con el que decidir un veredicto.

A falta de la remisión de la cinta y de una prueba de disparos en Santoalla, solicitada por la defensa para comprobar a qué distancia puede ser oído un disparo, la instrucción está cerrada. También la posibilidad de que Juan Carlos Rodríguez González, el presunto asesino de Martin Verfondern, abandone la cárcel antes de la vista. La Audiencia Provincial de Ourense ha ratificado la situación de encarcelamiento, en contra de la solicitud de la defensa y dando la razón al fiscal Miguel Ruiz, que había pedido la prórroga. El sospechoso, que decidió no declarar en la comparecencia celebrada al efecto, está en la cárcel desde el 2 de diciembre de 2014. El jurado podría celebrarse en los primeros meses de 2017.

La abogada del presunto asesino resalta que su cliente se inventó la confesión ante la Guardia Civil debido a su "mente infantil", ya que padece una discapacidad psíquica del 70 %. La declaración precipitó las detenciones de él y su hermano Julio, el presunto encubridor por ayudar a esconder el cuerpo y el cadáver de Martin. Según la letrada, no hay riesgo de fuga de Juan Carlos porque nunca había salido solo de la aldea, ni pruebas en su contra más allá del indicio de las malas relaciones entre la víctima y los vecinos. La causa de la muerte del holandés en enero de 2010, añadía, no está acreditada.

El fiscal consideró "indicios bastantes" la confesión prestada ante la Guardia Civil y que los hechos se traten de un delito de asesinato con penas de hasta 20 años de cárcel. En opinión del ministerio público, el presunto autor del crimen podría fugarse en caso de ser liberado. Además destacó la dificultad del caso, por el intento de ocultación del crimen y la zona aislada donde tuvo lugar. Los investigadores desentrañaron el crimen del holandés Martin Verfondern a base de esfuerzo.

Llegaron a interrogar a casi la mitad de la población de Petín, con unas 400 entrevistas. Así fueron descartando caras y reafirmando su principal hipótesis, que los culpables habían sido supuestamente los hermanos Juan Carlos y Julio, presuntos autor y encubridor. Por el momento, el fiscal no ha concretado quién disparó. "Movidos por un odio derivado de los múltiples conflictos que mantenían con él por la gestión de la comunidad de montes, y tras perder todos los procesos judiciales, decidieron acabar con su vida".

La Sala descarta una invención

En un auto del que ha sido ponente la magistrada María Ángeles Lamas, la Audiencia Provincial ratifica la prórroga de la prisión preventiva por "indicios bastantes de criminalidad", entre otras razones, "sin que pueda compartirse el alegato de la defensa sobre las características de la personalidad del imputado como determinantes de una fabulación". La Sala recuerda que, a preguntas de su defensa, Juan Carlos aseguró haber disparado al holandés "por miedo" a ser atropellado, tras verlo aparecer en su coche. Según manifestó, la víctima conducía "como un tolo". El cambio de versión del sospechoso se produjo 5 meses después, en mayo de 2015. Juan Carlos negó haber disparado al holandés e incluso haberse encontrado con él.

Los magistrados descartan, como sostiene la defensa, que el presunto asesino se inventara su confesión. Citan dos informes del Instituto de Medicina Legal. Los forenses diagnosticaron un retraso mental leve del acusado, cuya capacidad intelectiva y volitiva "se encontraría parcial y escasamente afectadas".

En esta línea, la Audiencia considera que "la fabulación mal se compadece con la declaración del otro imputado, Julio Rodríguez, hermano de Juan Carlos, que si bien niega haberse encontrado con su hermano el día de los hechos, reconoce en su declaración del 2 de diciembre de 2014 que se encontró al holandés en la carretera dentro del vehículo, con la ventanilla abierta, sentado en el asiento del conductor, caído hacia el del copiloto". Según el presunto encubridor, "al acercarse no vio sangre". Julio está en libertad provisional y tiene prohibido acercarse a la aldea de Santoalla, donde ahora únicamente reside la viuda, Margo Pool.

La prórroga de la prisión es la medida adecuada, según la Audiencia, por la gravedad de la pena prevista por asesinato, valorando que los hermanos ocultaran el cuerpo, que fue localizado de forma casual más de 4 años después. Además, "la situación familiar y económica del imputado hacen presumir racionalmente el riesgo de fuga".