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El acusado de matar al ex farmacéutico Tomás Milia irá a juicio desde la cárcel

La Audiencia subraya el riesgo de fuga para descartar la puesta en libertad, en la que insistía la defensa -La instrucción se da por finalizada después de 3 años de trámite

El acusado, en el juzgado. // I.O.

Los motivos que exigieron el ingreso en prisión preventiva del acusado de matar a Tomás Milia Méndez, de 72 años, no han variado. Ni los 3 que transcurrieron desde el crimen y el posterior arresto y encarcelamiento, ni la proximidad del juicio. "Persiste el riesgo de fuga, dada la gravedad de la pena", concluye la Audiencia Provincial de Ourense. La sala de apelaciones coincide íntegramente con el criterio del juez instructor, Leonardo Álvarez, y descarta la puesta en libertad de Alexandru M. L., procesado por acabar con la vida del ex farmacéutico en su piso de Ourense, en octubre de 2013. La resolución es firme, por lo que el presunto homicida irá a juicio, en los próximos meses, desde la cárcel. En la actualidad está recluido en el penal coruñés de Teixeiro.

Hace unos días, el magistrado instructor declaró concluso el sumario por tercera vez. La causa se demoró por la petición de una evaluación forense del estado mental del joven rumano. Los forenses descartaron que Alexandru M. L. tuviera afectadas sus capacidades. Tampoco hay pruebas de que hubiera cometido el crimen bajo los efectos del alcohol y las drogas, más allá de sus propias manifestaciones. En todo caso, la defensa, ejercida por el abogado Eduardo Mazaira, planteará la circunstancia atenuante de toxicomanía, por una supuesta adicción a la cocaína y el cannabis.

Al joven rumano se le atribuye haber acabado con la vida de Tomás Milia, entre las 21.30 y las 22.30 del 4 de octubre de 2013. Durante una disputa económica tras una relación sexual contratada, el joven mató presuntamente al septuagenario tras propinarle dos puñaladas en el cuello y otra en el vientre, para acto seguido huir del domicilio llevándose varios relojes.

Una vez en la calle se vio obligado a huir de la Policía, llegando a golpear con su turismo a uno de los agentes que le habían parado. Horas más tarde, el imputado volvió a la vivienda de Milia, en la calle Curros Enríquez, donde presuntamente colocó a la víctima en la bañera, lo roció con lejía y plantó fuego para borrar. Cuando salía por segunda vez del piso fue detenido por agentes de la Policía Local. Se enfrenta a delitos de asesinato / homicidio, robo e incendio.

Tras la remisión de la causa a la Audiencia, una vez declarada la conclusión del sumario, el tribunal dará traslado a las acusaciones -la Fiscalía, familiares de la víctima y su viudo- para que formulen su escrito de calificación. En ese documento plantearán la pena que proponen para el joven rumano. Dado la cantidad de delitos y la gravedad de los hechos, las solicitudes superarán los 20 años de prisión.

El joven habría confesado los hechos a la Policía en el interrogatorio en comisaría, aunque desde su puesta a disposición judicial ha optado por la vía del silencio. Su primera versión se conocerá el mismo día de la vista oral.

En el auto donde confirmó la prisión, y que la Audiencia comparte en su integridad, el magistrado Leonardo Álvarez enumeró los indicios que pesan contra el presunto homicida: varios vecinos del inmueble de la calle Curros Enríquez lo vieron a la hora en que fue asesinada la víctima, reconoció la autoría a los policías, y además llevaba en su poder los relojes y otros objetos de la víctima, así como ropa "bañada en sangre", cuchillos y las llaves del domicilio de Tomás Milia, que dejó cerrado tras provocar el incendio.

Sin haber conseguido que la Audiencia le diera la razón, la defensa negaba la existencia de riesgo de fuga. Entre otros argumentos, citaba otro crimen registrado en la provincia, el del caso "Esmorga": un joven rumano apareció muerto en un embalse en 2014. Los dos sospechosos de haberlo arrojado aún vivo al agua, tras una paliza, llevan varios meses en libertad, después de haber pagado fianza de 3.000 euros. El letrado critica que la diferencia entre la situación procesal de estos imputados y la de su cliente radica, "en que nuestro representado es un chico rumano y la víctima es española, mientras en el caso Esmorga la víctima es un chico rumano y los agresores son españoles".

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