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La gran demanda de retablos convirtió a Ourense en puerta de entrada de los grandes escultores

Un estudio de Yolanda Barriocanal sobre la actividad artística en los siglos XVI y XVII rescata del anonimato a los "maestros secundarios"

Francisco Fariña, Pardo de Guevara y Valdés, Yolanda Barriocanal y Xulio Rodríguez. // Brais Lorenzo

La investigación dirigida por la profesora universitaria Yolanda Barriocanal sobre la actividad escultórica en Ourense durante el Renacimiento y el Barroco ha puesto de relieve el importante lugar que la ciudad de As Burgas ocupa en la historia de esta parcela del arte. De hecho, en palabras de la propia investigadora, Ourense fue "puerta de entrada, paso obligado y asentamiento" de grandes personalidades del mundo de la escultura, tanto del Norte de Europa como de las regiones limítrofes que convirtieron la ciudad en un "lugar de referencia".

El estudio, publicado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en colaboración con el Grupo Marcelo Macías y el Instituto de Estudos Galegos Padre Sarmiento, analiza a través de 600 páginas tanto la producción de los maestros autóctonos como la de los artistas que llegaron a la capital atraídos por la creciente demanda de trabajo en un período cronológico que comienza en las primeras décadas del siglo XVI y se extiende hasta el XVII. Durante este tiempo, fueron muchos los artistas foráneos que llegaron a Ourense "portadores de novedades creativas que dejaron una profunda huella en la región".

El inicio lo marca, precisamente, Cornielles de Holanda, introductor del plateresco en Galicia y autor del retablo de la capilla mayor de la catedral de Ourense. A este siguieron otros entalladores de procedencia flamenca que, a mediados del XVI, fueron reemplazados por un grupo de artistas franceses a cuya cabeza estaba el "Maestro de Sobrado", seguidor de Juan de Juni. Tras estos llegaron las innovaciones romanistas y la entrada de otros maestros de escuelas castellanas y aportaciones desde Santiago de Compostela y Portugal. La investigación recupera del anonimato a muchos de los "maestros secundarios" que acapararon buena parte de la producción escultórica del momento.

El libro, que ayer se presentó en el Museo Arqueolóxico, no es, precisamente, un "libro ligero", sino un documento denso pero imprescindible para entender, desde múltiples perspectivas, "la realidad polifórmica" de la ciudad en aquella época, según Francisco Fariña, presidente del Grupo Marcelo Macías. En la presentación, además de la autora, participaron también el director del Instituto de Estudos Galegos Padre Sarmiento, Eduardo Pardo de Guevara y Valdés, y Xulio Rodríguez, responsable del Arqueolóxico, que destacó "riqueza documental" del estudio de Barriocanal.

El trabajo de esta investigadora, profesora de Historia del Arte en el campus de Ourense, se sustenta en numerosos testimonios recogidos en los fondos de los archivos públicos de Ourense, fundamentalmente protocolos notariales y libros parroquiales de fábrica y visitas. De hecho, el patronato religioso fue el principal demandante del trabajo de estos artistas escultores en el Renacimiento coincidiendo con la modernización de las viejas dependencias de los monasterios y la renovación de los templos y mobiliario litúrgico. La "complejidad y envergadura" de este proceso, explica la docente, "exigió la presencia de expertos oficiales al frente de nutridos talleres que desempeñaron un papel clave en la renovación escultórica". Además de esto, el grueso de la producción se centró en la ejecución de retablos destinados a las muchas parroquias de la diócesis que se habían quedado pequeñas para acoger a sus feligreses. Esta incapacidad espacial provocó la reforma de las viejas fábricas y justificó la contratación de nuevos retablos acordes con las nuevas estructuras.

En general, apuntó, salvo excepciones, no se buscaban grandes creaciones artísticas, "sino de sencillos soportes como un medio para que los templos contasen con las imágenes imprescindibles para el culto". El predominante fue el retablo de un cuerpo, triple hornacina y ático de remate. Las novedades artísticas llegaron con los foráneos, "que se responsabilizaron de la ejecución de las obras más señaladas, fomentando en el ambiente local nuevas inquietudes artísticas". Fue así como fueron surgiendo del entorno local "otras cualificadas figuras, de prolífica actividad, como Francisco de Moure, llamado a ser el principal representante de la escultura barroca de Galicia".

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