Estar en contacto permanente con la realidad sociolaboral a través de las personas que sufren situaciones de desempleo y pobreza ha permitido a Cáritas ser el mejor termómetro de la realidad económica de la provincia. Por eso, a trabajadores de la entidad, como su coordinador de programas, Óscar Diéguez, les duele pero no les sorprende, la noticia de que hay personas en situación de riesgo extremo, por pobreza energética. El pago de recibos de luz en invierno está causando el 60% de las ayudas materiales que realiza esta entidad diocesana en Ourense. Por eso sus programas de empleo y autoempleo apuestan por la inserción laboral.

-¿En qué otros proyectos trabaja Cáritas en estos momentos en materia de búsqueda de empleo a personas en riesgo?

-Estamos trabajando con personas de 50 a 55 años, fundamentalmente hombres. Muchos de ellos habían estado ligados al mundo de la construcción, o sectores básicos, quedaron sin empleo al cerrar sus empresas y están en precario. Les ofrecemos una recualificación profesional en sectores inimaginables para muchos de ellos, como la atención a personas mayores. Un trabajo que muchos jamás se hubieran planteado, pero en el que hay mucha demanda.

-¿Por qué se produce esa mayor demanda de empleo para hombres en atención a mayores?

-En parte por su mayor fuerza a a veces para algunos de esos trabajos y porque no hay apenas oferta de hombres preparados para ello. A aquellos que participan les planteamos una formación de cuatro o cinco meses, una práctica laboral en residencias de mayores y a partir de ahí muchos encuentran empleo en las propias residencias.

- ¿Asisten muchos parados mayores de 50 años a estos cursos de formación para atención a dependientes?

-Hacemos tres ediciones al año con quince personas en cada edición, y su nivel de inserción laboral es del 20%. Los demás quedan ya formados en la materia para la búsqueda de empleo, la mayoría de ellos lo consiguen en domicilios.

-¿Cuál es el secreto de Cáritas para generar empleo y autoempleo con recursos limitados?

-No somos iluminados ni más listos que nadie, solo miramos cómo funciona el mercado, donde puede haber demanda, cómo es la estructura de la población y simplemente viendo las ofertas de empleo o hablando con los empresarios, detectamos que hay alta demanda por ejemplo en hostelería, atención a mayores, en comercio... Lo formamos en esos sectores y muy bien además.

-En este sentido, ¿la institución está dejando en un segundo plano la beneficencia, para apostar por la formación y la reinserción de esas personas?

-En esto estamos, porque tenemos que seguir atendiendo necesidades básicas. Si bien no hay tantas personas en el umbral de la pobreza como antes, sí hay una cronicidad de los casos de pobreza y aunque les ayudemos a cubrir sus mínimos, les tenemos que abrir las puertas para que sean autónomos.

-¿En Ourense hay muchos casos de pobreza energética como el de esta mujer que perdió la vida en un incendio, porque se alumbraba con velas, tras cortarle el suministro eléctrico?

-En Ourense para nosotros los casos de pobreza energética están al orden del día. Sobre todo ahora que llega el invierno, la aplicación de fondos en recibos de luz supone el 60% de las ayudas que damos, pues nos dedicamos a financiar a familias en el pago de recibos de suministros básicos.

-¿Hay un desamparo de las instituciones y las hidroeléctricas en esa materia?

-Tal vez las medidas de la Xunta o del Estado, no son suficientes Un ejemplo, si una familia de Ourense, que las hay, cobra 426 euros de una renta de inserción y paga 300 por un alquiler -esto si consigue un alquiler tan barato- no puede hacer frente a un recibo de 100 euros de luz o más.

-Estas ayudas puntuales, ¿solucionan realmente el problema?

-No a largo plazo, pero es el primer contacto que tenemos con esas familias para detectarlas, y luego tratar de ayudarlas, darles cursos de formación enfocados al empleo. Tenemos un proyecto muy interesante con el que llevamos seis meses trabajando en colaboración con empresas de la ciudad para que formen a parados para un trabajo específico.

-¿Cuántas empresas de Ourense se han implicado en este nuevo proyecto de formación de parados?

-Tenemos ocho colaborando. Todo empezó cuando un carnicero que nos abastece, nos dijo que no encontraba personal preparado en la materia. Eso nos abrió los ojos. Le ofrecimos a dos personas, una de ellas una señora de 46 años, para que las formara. Han aprendido, han mostrado una buena aptitud y los van a contratar. Vimos la posibilidad y contactamos con otras ocho empresas, pescaderías, fruta , textil, imprenta. Ellos les dan una microformación a las personas que enviamos, y si valen las cogen pero los posibles costes iniciales los asumimos nosotros.

-¿Cómo se puede colaborar con Cáritas?

-Tenemos que agradecer enormemente la colaboración de socios y donantes porque sin ellos todos estos proyectos que llevamos a cabo no serían posibles. Claro que tenemos también ayudas de entidades privadas, pero la base son socios y donantes que colaboran de manera regular con estos proyectos. Pero los recursos de que se disponen siempre son escasos. Aquí no tenemos cuotas mínimas, si alguien quiere colaborar puede hacerlo como lo hace con otra ONG. Su ayuda será bien recibida y tendrá el mejor destino.