La tormenta y el viento crearon un monstruo el pasado domingo en Trives. Las llamas escalaron a toda velocidad por la ladera del Navea y sus fauces llegaron a la única casa habitada de la localidad de O Seixo. El fuego la devoró; solo quedaron en pie las paredes. "Non é que ardera unha casa, é que che arde toda unha vida, quedas co posto", lamenta Luis Portea, uno de los afectados. Él y su hermano José han alternado noches durmiendo en el coche con otra solución de circunstancias: una cama plegable en otra vivienda, aún en construcción, en A Rúa. En O Seixo tienen más de 200 cabezas de ganado y no pueden abandonar su explotación. Mientras, están a la espera de posibles ayudas de la Xunta. A la destrucción de su hogar se suma la calcinación de una parte del pasto que daba sustento a los animales, su fuente de ingresos.

"Só me deu tempo a coller un pantalón encima da cama e saír correndo", recuerda Luis. La vivienda unifamiliar ya había pertenecido a su abuelo. Tenía años pero estaba totalmente restaurada. Las pérdidas van más allá de lo que costará reconstruirla. "Hai cousas de valor incalculable, os recordos, as fotos que arderon... Economicamente, os danos son máis de 200.000 euros".

"Hubo descoordinación total"

El incendio, que arrasó 194 hectáreas en una zona de un elevado valor ambiental y turístico, catalogada en 2008 como primer paisaje protegido de Galicia, creció "por un cúmulo de circunstancias", señalan los afectados. "Veu unha tormenta seca e moito aire, o lume avanzada de maneira desproporcionada. Había chamas de 30 e 40 metros e os helicópteros tiveron que retirarse por culpa da tormenta. Ao chegar á ladeira, fíxose impresionante. Despois, houbo unha descoordinación total, unha motobomba envorcou na carretera e as outras deron un rodeo de varios quilómetros".

Luis Portea pasó las primeras noches directamente en el coche, haciendo noche como podía y también guardia, por miedo a posibles reproducciones que también pusieran en peligro su nave ganadera. Según dice, hubo que dar aviso al servicio forestal un par de veces por algunos rebrotes. "Atenden máis os pinares que as aldeas", se queja.

Algunos familiares y también amigos ofrecieron a los hermanos y a su madre un alojamiento. La solidaridad no falta y el concello de Trives también se puso a su disposición, según manifiestan. "Pero a explotación é o noso sustento e temos que atendela día a día, polo que hai que estar aquí", recalca Luis. "Aos animais hai que lles dar herba e atendelos, non podemos marchar" , redunda José, otro de los afectados por el fuego del Navea.

Las últimas noches, Luis y uno de sus hermanos usó una cama plegable en una segunda vivienda en construcción en A Rúa, mientras que otro se fue a casa de su novia. "Teremos que facer algo para quedarnos alí. Para reconstruir a casa, haberá que buscar unha solución"., transmite José.