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Críticas al instructor y al fiscal en el derecho a la última palabra

"Yo no estoy aquí por prevaricación, que es dictar una resolución injusta y arbitraria; estoy sentada aquí, porque era imprescindible para echarme del gobierno". Reprochó la exedil al juez, al que acusó de falsificar un auto para poder procesarla, y a la institución que debe garantizar los intereses generales: "Pedí ayuda a la Fiscalía pero no estaba aquí, estaba y está en otro sitio: en el mismo que estuvo durante los 12 años anteriores, cuando se llevaban el 10% municipal, cuando se cambiaban los planos del plan general, cuando se recalificaban As Burgas, sin el menor reproche penal". Fue alguna de las líneas del alegato de última palabra que leyó Áurea Soto en el juicio de la Plaza San Antonio. "En vez de ser protegida por quien debía protegerme por no permitir ni el tráfico de influencias ni la información privilegiada, soy investigada. Denuncias que los juzgados de Ourense aceptaban con una sumisión impropia de una institución que debe tener por guía la independencia y la defensa de los derechos ciudadanos", añadió.

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