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Cuatro años para dos asaltantes armados a los que plantó cara un septuagenario

La víctima se negó a darles la cartera y huyeron al ser vistos por dos vecinas

Los dos atracadores, ocultando el rostro antes del juicio. // Brais Lorenzo

Bernardino G. C., que fue boxeador en Suiza y es aficionado a la caza, contestó envalentonado a los 2 atracadores que se presentaron armados en su casa, el 20 de abril de 2015. "Me pidieron que les diera la cartera y yo les dije, ¡mira que eres gilipollas, pero si tengo 50 o 60 euros!, Ahora me la guardo en el bolsillo y me la quitas si quieres", recordaba la víctima a este diario al día siguiente de los hechos. Según reflejó el atestado policial, reaccionó a una amenaza de muerte diciendo que "por mí puedes matarme, ya he vivido 72 años". El azar quiso que dos vecinas de la vivienda de al lado pasaran por delante en su vehículo y descubrieran la escena. "Se echaron a correr de repente. Yo tenía la intención de ir a buscar la escopeta a casa para ir tras ellos, pero la policía me dijo que los profesionales eran ellos y que los dejara encargarse", completó. Sus dos asaltantes, Juan Carlos Barreiros Álvarez, de 45 años, y el colombiano Jhon Stiven Grisales Cortés, de 22, se conformaron ayer con un total de 3 años y 9 meses de prisión por una tentativa de robo con intimidación y uso de instrumento peligroso, y por un segundo delito de tenencia ilícita de armas.

Los dos están presos desde su detención. El acuerdo con la Fiscalía permite rebajar la condena, frente a los 6 años y 5 meses a los que se exponían inicialmente.

Tal y como se considera probado, los individuos se dirigieron al domicilio del septuagenario, una casa de la periferia de Ourense, en Canivelos. Llevaban guantes y la cara cubierta con pasamontañas. El colombiano portaba una escopeta de caza con el cañón y la culata recortadas, lo que está prohibido, mientras que el otro acusado llevaba una pistola modificada, cargada con 5 balas y preparada para disparar.

Según la narración de los hechos de la Fiscalía, llamaron al timbre y cuando Bernardino salió, lo encañonaron, ordenándole Juan Carlos que pusiera las manos en la espalda y entrara en la vivienda, con intención de atarlo. Al tiempo, Jhon le exigía la entrega de la cartera pero, como es sabido, el septuagenario se negó. Ante esta reacción, uno de los acusados ordenó al otro que lo atara y lo matara si no accedía, conminando a la víctima a que entregara un anillo que llevaba puesto.

Tras la resistencia de Bernardino y la llegada oportuna de las vecinas, los individuos huyeron por un camino próximo. Fueron localizados por policías de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría de Ourense, a bordo de un Ford Courier. Los agentes procedieron a su detención y cacheo. Encontraron en el bolsillo del pantalón de Jhon Stiven dos cartuchos de escopeta. En el registro del vehículo, los investigadores localizaron las dos armas, además de los pasamontañas, los guantes y las cuerdas que llevaron a la casa de Bernardino.

Tal y como demostró la prueba pericial, la escopeta y la pistola estaban en perfecto estado para el disparo y eran poseídas por los acusados sin la correspondientes guía y licencia obligatorias. La Policía halló la funda de la escopeta y cuatro cartuchos en el domicilio del acusado Juan Carlos Barreiros.

El acuerdo de conformidad sellado por los acusados hizo innecesaria la celebración del juicio. Además de la víctima, estaban citados como testigos los agentes de la investigación y las vecinas que presenciaron la escena. También estaba prevista la declaración de dos agentes de Policía Científica.

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