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Nadia: "Me hice pasar por hombre para trabajar en Kabul"

Esta joven afgana coprotagonizó en la Miteu un espectáculo que relata como se hizo pasar por varón para alimentar a su familia

Nadia ayer, momentos antes de la rueda de prensa que ofreció en el Auditorio de Ourense. // Brais Lorenzo

El Auditorio de Ourense acogió ayer el espectáculo "Nadia", del grupo catalán La Conquesta del Pol Sud, una mezcla ecléctica, según su director, Carles Fernández Giua, de documental, reportaje periodístico, teatro y poesía audiovisual, que cuenta en primera persona la historia e Nadia Ghulam, coatoura del hilo argumental de una obra, que es también su propia vida, la de una mujer que se hizo pasar por hombre para poder trabajar bajo el régimen talibán y sacar adelante a una familia destrozada por la guerra.

El espectáculo, que llegó a Ourense dentro Mostra Internacional de Teatro de Universitario, Miteu, que hace especial hincapié en esta 21 edición en la problemática de los conflictos bélicos, rompe todos los esquemas al ser su protagonista víctima real del drama de la guerra y una de las consecuencias de las mismas: los refugiados.

Nadia , que vive desde hace nueve años en Barcelona pone sobre el escenario una historia e película que ya fue hilo argumental de dos libros sobre su vida y de un film "Osama", pero "pese a que tuve que hacerme pasar por hombre para consquistar mi libertad" el mensaje principal de este espectáculo es "la esperanza y la ilusión, transmitir que aunque las bombas caigan en la puerta de tu casa no pueden quitarte la ilusión para que trates de conseguir tu libertad".

Acompañada por el propio Carles Fernández y por Fernando Dacosta, director de la Miteu, reconoció que fue más fácil apostar por esta aventura de marcar el hilo argumental de su vida para el teatro, gracia a la implicación del equipo de Carles, que viajó con ella a Kabul "y una vez allí conocimos las personas, los lugares, los aromas y la realidad de Afganistán que nada tiene que ver con la que cuentan los medios de comunicación", señala el director. Ahora en su nueva vida de mujer "feliz y enamorada" reconoce que vive en Barcelona, pero cuando viaja a su país, Nadia lo hace tapada con un velo "para que no me reconozcan e impliquen a mi familia y por mi propia seguridad, porque pueden saber que durante mucho tiempo les mentí diciéndoles que era un hombre".

Las cosas en estos años "han cambiado"; hay más derechos para las mujeres "en las ciudades en los pueblos no", señala, pues en cualquier momento "pueden aparecer hombres armados, quemar una escuela, una casa", afirma. Lo importante "es que mantienen sus ganas de aprender; muchas madres están luchando y dicen yo no pude estudiar, mi hija tiene que hacerlo". Ellas son la esperanza de Afganistán", asegura. Está convencida de que algún día tendrán la igualdad y todos los medios soñados.

Nadia ya está rematando en Barcelona su grado de Educación Social y va por su tercer libro. Pero a su valentía y superación, al igual que a su inteligencia natural, ella los llama "un milagro". Porque ella aún cree en los milagros.

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