La "calidad de vida", la vivienda "casi regalada". La despensa, en la puerta de casa. El rural pierde prejuicios en el proyecto de vida y trabajo para decenas de jóvenes que apuestan su futuro al sector primario. Frente al abandono, la sangría demográfica y la pérdida de explotaciones y empleo en el sector desde hace años, en Ourense quedan todavía nuevos emprendedores que se aferran a la tierra.

Los males crónicos son consabidos. En la provincia hay 146 núcleos con empadronamiento cero y en otros 188 solo viven uno o dos vecinos. Ourense pierde unos 2.500 habitantes al año por la baja natalidad. La totalidad de los 92 concellos registra un número de fallecimientos que multiplica al de los alumbramientos. La provincia tiene la menor tasa de población activa de todo el Estado pese a la reducción del paro y, según los datos de flujos migratorios del Instituto Nacional de Estadística (INE), un total de 5.483 personas con edades comprendidas entre los 20 y los 39 años abandonaron la provincia para irse a otro país, entre 2008 -año de inicio de la crisis- y el primer semestre de 2015.

Carmen, Marcos, Javier, Sergio o Fernando se quedan. Su apuesta es el rural, pese a que los datos constatan el severo retroceso del sector en Ourense en los últimos años. El porcino y avícola, por el empuje de Coren, compensa la caída de cabezas en otros sectores ganaderos, según el censo agrario del IGE. El total de explotaciones, en todo caso, cayó un 76% desde las 66.000 que había en 1999 a las 15.700 de 2009. La superficie utilizada para producir en el rural se redujo notablemente. En 1999, había 55.000 explotaciones en la provincia con 120.000 hectáreas aprovechadas. Una década después, y antes de que la crisis hiciera toda su mella, los negocios no llegaban a 13.000, con 96.000 hectáreas útiles.

Según el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, al cierre de 2015 había 252 ourensanos inscritos en el régimen especial agrario, lo que supone una sensible caída de 27% con respecto a 2012. Casi la mitad de los dados de alta, 113, tenían entre 20 y 39 años. Los datos de afiliación de diciembre de 2015 indican que 1.103 personas estaban de alta en el régimen general, en el sector primario, mientras que 3.260 son autónomos. El sector también ha sufrido el efecto de la crisis. En 2008, había 4.948 trabajadores por cuenta propia en agricultura y ganadería en Ourense, y 1.366 asalariados. La destrucción de empleo, progresiva año a año, ha sido del 34 y el 19%.

"Las explotaciones agroganaderas generan trabajo y son la forma más barata y sostenible de conservar el territorio. Si queremos que este país se preserve y haya medio rural tenemos que tener el territorio utilizado. Sin sector primario no habrá futuro en las zonas deprimidas, con poca densidad demográfica y mucho envejecimiento de la población", advierte Secundino Fernández, alcalde de Viana do Bolo (BNG) y técnico jefe de la Oficina Agraria Comarcal. Catorce jóvenes de la zona se han animado a abrir explotaciones gracias a una línea de ayudas de Medio Rural, ligadas a un compromiso de permanencia de 5 años. Otras 30 personas las aprovecharán para hacer mejoras.

Fernández, que apuesta por el uso extensivo del territorio y el aprovechamiento de las razas autóctonas, urge a la administración a que elimine trabas, como la necesidad de tramitar un plan empresarial, puesto que el capital que comprometen los emprendedores para empezar ya es riesgo suficiente. "Un apicultor que quiera empezar con unas 300 colmenas necesita una inversión de 45 o 50.000 euros, maquinaria incluida. A un ganadero esa cantidad le hace falta sólo para 30 o 40 vacas".

Producir la tierra puede ser, comparte, la política contra incendios más efectiva. "El territorio que está trabajado y que la población utiliza impide que proliferen los incendios. Con abandono, antes o después arde. Además, es más barato ayudar a la implantación de explotaciones que comprar helicópteros de extinción", remacha.

El profesor Alberto Saco, doctor en Sociología y experto en movimientos demográficos, insta a las administraciones a que "apuestan por la reubicación social" de la población, a través de políticas de reordenación territorial, "para favorecer el emprendimiento de iniciativas en el primario y promoviendo la cesión del disfrute, a largo plazo, a los nuevos pobladores a cambio de mejoras en las propiedades. Sería de agradecer unas administraciones que fueran más sensibles hacia este fenómeno y facilitasen más los trámites legales en general".

Según subraya, "vivienda y tierras es la clave. El parque de viviendas y las tierras en general están en 'manos muertas', de facto. Sin base territorial, cualquier explotación del sector primario tiene a día de hoy un coste mucho más alto en inversión y costes de explotación más elevados".

El profesor de la Universidad de Vigo hace otra reflexión. ". Hay que olvidarse de la ciudad pensada para absorber al rural. Los otros sectores de actividad, ubicados en áreas urbanas muchos de ellos, lo van a pasar muy mal como no se recupere población en el conjunto de la provincia. Hay que tener una visión más amplia y a más largo plazo".