A las 8, Marcos Quintas y Carmen Cid, de 32 y 38 años, ya están en faena. Toca el primero de los dos ordeños del día. Un centenar de vacas frisonas pacen por los prados de un verde refulgente que rodean la granja de su sociedad, en Torneiros, Allariz, enclavada en mitad de la tranquilidad y la naturaleza. "Veo que hay mucha gente de nuestra edad que trabaja para vivir y pasa esas 6, 8 o 10 horas como un suplicio. A nosotros este estilo de vida nos hace felices". Cincuenta y del centenar de vacas están reservadas actualmente para dar leche. Ninguna es comprada; ellos mismos las recrían. Una alimentación puramente natural -el cereal ecológico importado de Asturias suple la escasez de pastos de la época- da lugar a "Ecoleia", una leche ecológica que se distribuye en tiendas de alimentación, restaurantes, algún supermercado y que también ha cautivado a algún heladero. La crisis del lácteo no le es ajena, aunque la línea ecológica, de precio mayor "porque también es más cara producirla", tiene un mercado al alza. Marcos y Carmen se encargan de todo el proceso, desde el ordeño al envasado y el reparto. La segunda fase es aportación suya, desde 2013, tras continuar la explotación iniciada por los padres de cada uno de ellos, a finales de los ochenta. "Creemos que hay futuro a pesar del abandono que sí se ve en el rural", subraya Carmen. A las administraciones, les piden menos burocracia. "Hay ayudas para empezar, pero tardan. Nos pasamos 2 años con papeleo. Si hubiéramos montado de 0 la explotación, sería inviable".