Unos se han subido ya a un avión que les ha llevado directamente a las islas para tomar fuerzas antes de la llegada del verano en una época en la que según las agencia de viajes, buena parte de los ourensanos que salen de Galicia, lo han hecho a Canarias por su garantía de sol y durante una media de cuatro días. Otros, ,en su mayoría docentes que gozan de una semana de vacaciones, están en países de Centroeuropa, en lo que se llama Semana Santa cultural.

Pero en un país aconfesional, aunque con una mayoría de católicos, este periodo vacacional, una gracia concedida debido al peso de la cultura judeocristina, que obligaba hace unos pocos años, a mantener una férrea represión a efectos lúdicos y de ocio, se vive de desigual manera por los representantes políticos y sociales de la ciudad. Algunos, como el alcalde de Ourense pese a confesarse creyentes, reconocen que han cambiando sus hábitos, y en lugar de vivir la Semana Santa fuera dado el cargo la vivien en casa.

Otros, de adscripción más bien agnóstica, no entienden que se siga manteniendo un ciclo vacacional basado en una fe concreta. No faltan políticos como el portavoz de Democracia Ourensana en el Concello de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, que hacen un alarde del "ora et labora" hasta en vacaciones y aprovecha la Semana Santa para hacer otras cosas, como ordenar papeles e incluso para ir adelantando trabajo para la candidatura de DO a las autonómicas.

Y como ejemplo de católico y practicante, Ramón Rey Vich, subdelegado de Defensa, quien pasará en vivo y en directo de procesión en procesión este calendario. Mientras, la mayoría de cargos públicos ya ni responden el teléfono. Están orando en alguna isla desierta.