El Concello de Ourense estudia la tala de doce árboles muertos, que permanecen en la Alameda de Arriba desde hace 30 años, para extraer la raíz y plantar nuevos ejemplares. Se trata de la especie Acer negundo, de origen norteamericano. Los técnicos de la Administración local tienen previsto sustituirlos por otros "tallos crecidos" de la misma especia o de otra similar, que se adapte bien a las características del terreno. El Acer negundo prefiere los lugares cálidos y soleados, pero puede aguantar temperaturas de hasta -30 grados.

Los ejemplares se encuentran en paralelo a los viales que hay delante del edificio de Abanca y en las traseras del Liceo, mientras que los demás son olmos, parte de los cuales ya se han ido reponiendo.

El coordinador de infraestructuras y medio ambiente del Concello de Ourense, Ismael Méndez, explica a este diario que los técnicos están rematando el proyecto, pero todavía no han decidido a qué especies van a recurrir. "En principio, la idea era reponer con lo mismo, pero lo estamos estudiando, para que se adapten al terreno. En esa zona también hay olmos, por lo tanto estamos mirando si queda todo igual. Tiene que ser un árbol, al que no le crezca mucho la raíz, para que no levante las piedras". El miembro del colectivo ecologista Amigos da Terra, Xosé Santos, se muestra partidario de que no se utilice Acer negundo para hacer la reposición, al existir "otras especies más adecuadas".

Ismael Méndez reconoce que estos árboles "sufrieron enfermedades hace muchos años, debido a alguna mala práctica de mantenimiento, por podas inadecuadas". Los ejemplares "fueron envejeciendo, y como las condiciones en la ciudad no son igual que en el campo, acaban secando antes y muriéndose".

Los olmos que están al lado secaron por grafiosis, y los doce ejemplares de Acer negundo "también estuvieron afectados por alguna plaga".

Ismael Méndez reconoce que la obra es un poco compleja, porque "tenemos que destoconar. Al cortar el árbol hay que sacar la raíz, para colocar los nuevos. Por lo tanto, tendremos que levantar algunas piedras al lado, porque son árboles que tienen mucha raíz. De esta forma, podremos hacer un alcorque en condiciones, para plantar los nuevos".

Solamente retirarán la parte gruesa de las raíces, para que en ese mismo espacio pueda crecer otro árbol. La parte fina queda en el terreno, porque no representa ningún problema. En principio, los operarios que realicen el cambio, tendrán que actuar sobre una superficie de dos metros cuadrados, por cada ejemplar, para remover la tierra y poder plantar los árboles nuevos.

Los técnicos del Concello estudian la posibilidad de meter unos árboles de "un calibre un poco grande", procedentes de un vivero, "para que no se note mucho el cambio", con un coste de 300 a 400 euros cada ejemplar. El presupuesto puede superar los 15.000 euros.