Los desvelos de los presos no terminan con la condena y el ingreso entre rejas. Los permisos de salida, las dudas legales sobre otros problemas, los recursos de partes disciplinarios ante Vigilancia Penitenciaria. Cada viernes, se entrevistan con internos del penal de Pereiro, sin cobrar nada, los abogados que forman la Comisión de Asistencia Xurídica Penitenciaria de Ourense (CAXPOU). La letrada Celia Suárez, en ejercicio desde 2010, empezó a colaborar ya en prácticas.

-¿Qué labor hace la Comisión?

-Lleva más de 20 años. En la actualidad somos 15 compañeros que nos reunimos cada martes en el Colegio de Abogados y decidimos en asamblea. Todos los viernes del año, o los jueves si es festivo, dos de nosotros subimos a Pereiro.

-¿Qué os demandan los presos?

-Sobre todo, quejas por temas de permiso. Una vez que cumplen el cuarto de la condena o por el buen comportamiento pueden pedir permisos. Si la junta lo deniega, tenemos un mes para recurrir ante el juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Lugo. Defendemos desde hace tiempo la creación en Ourense de un juzgado de Vigilancia. También es un problema que los presos no tengan derecho a a la asistencia jurídica gratuita en el primer recurso, cuando la disposición adicional quinta de la Ley Orgánica del Poder Judicial establece que tendría que haber un abogado siempre que exista indefensión para el preso. Nosotros entendemos que sí, porque deben recurrir resoluciones ante el juez de vigilancia penitenciaria sin asesoramiento. Ahí es donde entra la comisión, para defender sus derechos.

-Una labor que hacéis gratis.

-Debemos de ser de las pocas de España que prestamos el servicio gratuitamente. Tenemos una partida del Colegio que asciende a unos 2.500 euros anuales para material, formación o viajes a jornadas. No cobramos ni la gasolina para ir desde Ourense a Pereiro.

-¿Cómo es vuestra actuación?

-Rotamos entre los 15 compañeros. Cada viernes subimos dos a eso de las 9.30 horas y salimos a la 1.30 o a las 3, según el día. Despachamos con entre 30 y 40 presos. Atendemos consultas de todo tipo, sobre cómo separarse, cubrir un modelo para solicitar justicia gratuita, cobrar una herencia o formular una denuncia porque, pongamos por caso, a una persona le entraron a robar en casa cuando ya estaba en prisión. Pero nunca nos metemos en causas que están en trámite penal, nunca invadimos el trabajo de otro abogado. Es más, si quieren comunicarse con él y en ocasiones no forma parte de su lista de llamadas, nos ponemos en contacto con él para que acuda al centro. Tampoco actuamos cuando hay peleas entre dos presos.

-¿Tenéis alguna reivindicación?

-Los presos están muy agradecidos de que subamos, tienen sus quejas y lógicamente hay emociones. Están dentro, no creen en la justicia y además la desconocen. Por eso la comunicación es muy importante. Hasta hace 2 años podíamos tener contacto directo con ellos en una mesa, pero desde entonces solo en locutorio. Nos permitía un trato más fluido, e incluso levantarnos, tocar, animar o relajar a la persona. Hemos presentado quejas y pretendemos hablar con el director. Si allí ya existen barreras, para qué poner más.