La crecida del río Miño a su paso por la capital se ha convertido en un espectáculo. La apertura de compuertas en la presa de Velle para aliviar el embalse provoca un auténtico oleaje en Oira, donde las piscinas públicas y el área recreativas están completamente anegadas, al igual que las termas de la margen derecha. El caudal se ha cuadriplicado en los últimos cinco días al pasar de los 600 metros cúbicos por segundo el pasado miércoles 10 (jornada en la que llegó a bajar puntualmente a los 300) a los 2.499,61 ayer por la noche, lo que ha provocado que la altura del río, que ayer se situó en los 7 metros, esté dos metros por encima del umbral de activación. Lo habitual es que el curso discurra a tres metros, por lo que todas las miradas están puestas en su caudal.

También preocupa a los servicios de emergencias de Ribadavia el nivel del Miño. La presa de Albarellos, en Leiro-Boborás, subió 20 metros desde el día 10 y la previsión es que empiece a bajar. El nivel de prealerta está desactivado, aunque Protección Civil mantiene la vigilancia sobre el Avia ya que se prevén lluvias mañana. En cambio, el Miño en Ribadavia registró ayer un caudal de 2.581 metros cúbicos por segundo, por lo que se mantenía activada la alerta y el corte en las zonas de ribera entre A Barca y Balboa, en Francelos. La carretera de Arnoia en A Foz está abierta pero extremando la precaución.