No hay atisbo de rencor en la mirada de Lara María López. Siente que es feliz y tiene a sus hijas. No recuerda el instante decisivo que marcó su vida. El 25 de marzo de 2014 viajaba en coche con su suegra por la N-525, dirección Santiago. Un conductor de 81 años, que sería diagnosticado de alzheimer, se empotró contra ellas. Venía en sentido contrario por el mismo carril. Lara María López perdió a su familiar. "Solo recordaba despertarme en reanimación. Cuando fui consciente de lo que había pasado me prometí a mí misma que intentaría que mi suegra fuera la última víctima". La mujer necesitó año y medio para recuperarse de múltiples fracturas. Al mirar sus cicatrices, durante una época le costaba no culpar al otro conductor. Ahora se ha acercado a su familia para propiciar un encuentro, si acceden. "Hace 2 meses le di mi teléfono a un yerno, que vino a verme al hospital. Me gustaría ver a ese hombre y darle un abrazo; las víctimas sabemos perdonar", decía ayer, con una capacidad encomiable.