Cada 1 y 15 de mes, Elvir F. y Arsen F., tío y sobrino, deben comparecer ante un juzgado para controlar que no se fuguen después de quedar en libertad en el caso del asesinato del cura de Vilanova, Adolfo Enríquez. Según su entorno, los dos croatas cumplieron ayer con la medida cautelar impuesta, en el primer día estipulado. El primero, afincado aquí, acudió a los juzgados de Ourense. El sobrino hizo el trámite en la localidad de Vilanova i la Geltrú, provincia de Barcelona, donde reside.
La juez de Celanova decretó su puesta en libertad provisional, aunque con cargos, el 16 de enero, después de que el fiscal no viera base para pedir prisión preventiva, por falta de pruebas contundentes. Ambos siguen siendo los principales sospechosos, a ojos de la Policía Judicial de la Guardia Civil, por el robo violento que costó la vida al religioso, el 10 de marzo de 2015. Horas antes del crimen, uno de ellos había acudido a pedir limosna, como en otras ocasiones, aprovechándose de la bondad y generosidad de Adolfo Enríquez. De la rectoral desapareció la imagen diminuta de la Virxe do Cristal, que como el esclarecimiento total de este asesinato aún es una incógnita.
Horas antes de las detenciones, la Guardia Civil hizo la última entrevista a los sospechosos en calidad de testigos. El más joven llegó en avión de Barcelona, con avión pagado por la investigación según la defensa. Ambos cayeron cuando Elvir llegó con su sobrino Arsen al aeropuerto vigués de Peinador. El caso seguirá varias semanas bajo secreto sumarial, ya que está pendiente el análisis de los teléfonos móviles y otros efectos incautados en los registros. Además, los dos sospechosos habrían prestado su ADN para que la Guardia Civil lo coteje.
El abogado quiere que se levante el secreto de las actuaciones y un "esclarecimiento a la mayor brevedad, porque ellos son inocentes". Con crisis de ansiedad en calabozos, asegura que la detención de ambos "les afectó socialmente". La mujer de uno "perdió el trabajo y su hijo, el habla, y lo pasa mal en el colegio", dice.
