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"Os anos avanzan pero voume levando ben"

Lois Antón Pérez reconoce las complicaciones de la vejez pero les ha hecho frente a golpe de disciplina

Lois Antón Pérez friega sus utensilios de cocina en su casa de Celanova. // Jesús Regal

Lois Antón Pérez Pérez es de Ramirás, pasa de los 80 años y vive solo en Celanova. Presume de andar sin bastón y no tiene pulsador ni lo necesita porque de momento, como él dice, "voume rexendo ao meu xeito". Esto significa que hace vida autónoma. Se levanta por la mañana y hace siempre la cama, desayuna un té con pomelo y cereales y sale a pasear. Se hace su comida y friega los platos. La casa está limpia y bien cuidada. Como él, que basa en esta disciplina, la dieta y los hábitos saludables la fuerza para mantenerse independiente.

Alargar su autonomía es el objetivo de este "ritual" porque, parafrasea a Rosalía, "miña casiña, meu lar". Lois Antón es poeta, por lo que también escribe y recita poemas, uno de ellos dedicado precisamente a la vejez, de la que ya forma parte y en la que no soporta los "sorrisos fríos" y la hipocresía. Lamenta la falta de respeto hacia los mayores que se percibe y que, afirma, "antes non había, antes había sinceridade". En ese poema pide "máis calor, sensibilidade e cariño".

Lois Antón fue el menor de 12 hermanos y aprecia mucho lo de vivir solo porque, dice, "como era o pequeno sempre fun un mandado". Pasó parte de su vida en la emigración, en Alemania y Holanda, pero volvió porque "a morriña me queimaba". Nunca se casó y no tiene hijos pero recibe las visitas de sus sobrinos. Admite que la vejez es complicada pero, por suerte para su edad, insiste, "os anos avanzan pero voume levando ben". Valora su situación pero admite que el precio de la libertad es la soledad: "Só temo que a soidade sexa cada vez máis dura", dice sobre un futuro en el que prefiere no pensar. Por lo demás, está contento y tranquilo aunque sabe que algún día necesitará ayuda y eso sí le preocupa. Lo que más le relaja ahora es caminar y leer, aunque esto no puede hacerlo todo el tiempo que quisiera porque se cansa. Así que ha cogido otro vicio, el de ir por la tarde al centro de día en el Mosteiro de San Rosendo a jugar la partida con los amigos.

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