Se puso el chaleco reflectante y se echó a correr hacia unas fincas próximas a la carretera. "No voy a estar esperando por nadie para hacer la prueba de alcoholemia", dijo a la Guardia Civil para justificarse. Mientras los agentes, estupefactos, pensaban qué hacer, el acusado pretendió ocultarse entre unos matorrales. Como la presa que trata de desembarazarse de su depredador, el individuo se hizo el muerto. La Audiencia Provincial de Ourense acaba de comunicar una condena firme a 1.440 euros de multa, 7 meses de prisión, más 2 años y 6 meses sin derecho a conducir ningún tipo de vehículo.

Ocurrió la madrugada del 2 de abril de este año. Agentes de la Guardia Civil recibieron el aviso de que un cliente de un club de alterne, afectado por el alcohol, estaba molestando a otros particulares, por lo que una patrulla se desplazó al establecimiento situado al pie de la N-525, en el límite entre los municipios de Ourense y Coles. Era el acusado.

Los guardias se entrevistaron con él y apreciaron síntomas evidentes de que había bebido. Por eso le advirtieron de que regresara a casa sin ponerse al volante. El individuo les aseguró que llamaría a un taxi para volver a Ourense.

Pero la promesa fue efímera. Cuando los agentes circulaban a la altura del club de alterne, poco después, observaron a un Opel Astra que se incorporaba a la carretera nacional N-525 sin respetar la línea continua doble que le impedía realizar un cambio de sentido. La patrulla hizo un seguimiento del automóvil y le ordenó la detención a la altura del kilómetro 242,6. En ese momento los guardias comprobaron que el infractor era el cliente alterado del prostíbulo.

El atestado

La unidad del instituto armado requirió la presencia del vehículo de atestados para que el individuo fuera sometido a la prueba de detección de alcohol. En ese momento fue cuando el hombre dijo que no iba a estar "esperando por nadie" y que no quería someterse al test de alcoholemia. Entonces cogió un chaleco reflectante del vehículo, se echó a correr hacia las fincas de las inmediaciones y se hizo el muerto entre un matorral.

A su pesar, al lugar llegó un equipo de atestados. La Guardia Civil requirió al hombre para llevar a cabo la prueba. Se negó. Los agentes hicieron constar en el atestado los síntomas que apreciaron para sostener sus certezas de que circulaba bajo los efectos del alcohol: ojos velados, pupilas dilatadas, habla pastosa, comportamiento insultante y amenazante, aliento con olor a alcohol, incoherencias y deambulación titubeante, según hicieron constar los agentes.

El juzgado inició un proceso rápido que terminó en condena del Juzgado de lo Penal Número Dos de Ourense, por un delito contra la seguridad vial por conducción bajo los efectos del alcohol y un segundo delito contra el tráfico en la modalidad de desobediencia.

La defensa interpuso un recurso de apelación para tumbar esa sentencia, alegando que la magistrada de primera instancia había valorado la prueba de forma incorrecta y procedía absolver al acusado. La Audiencia comparte el criterio de la juez y asegura que la primera sentencia fue "acertada y de prolija motivación". Con esta resolución de la Sala, al conductor ya no le cabe posibilidad de recurso.