El puente de Todos los Santos ha alcanzado el lleno total a la mayoría de los hoteles de la ciudad y casas de turismo rural, y el pleno de plazas ocupadas en los hoteles termales de la provincia. Pero sobre todo ha supuesto un auténtico aluvión de visitantes que, en coches particulares, autobuses o en autocaravanas, han llegado a Ourense guiados por un objetivo casi común entre los que eligen este destino: bañarse en sus termas públicas. Por eso muchos de los turistas encuestados por FARO reconocen que ya habían estado en las termas, y vuelven para hacer tratamiento termal durante estos días.

De Portugal, Palencia, Madrid, también desde las restantes provincias gallegas procedían ayer muchos de los turistas que recorrían las riberas termales a primeras horas de la tarde, en este puente de Todos los Santos. Una hora clave en la que, tras la comida a base de platos típicos en los restaurantes de la ciudad, o incluso preparadas en las autocaravanas, la mayoría iniciaba el despliegue hacia las pozas termales, en una jornada animada por el sol.

Algunas parejas jubiladas, familias con hijos aprovechando el largo puente vacacional en las escuelas y reincidientes en el vicio de la balneoterapia, están siendo los rostros más habituales. "Porque esto es terapéutico; pasamos unos días bañándonos en las termas públicas y volvemos nuevo y por eso nos acercamos a Ourense varias veces al año", explicaban ayer Victoria Meana y Miguel Ángel, un matrimonio procedente de Asturias. "Además es gratis, algo que no es habitual en instalaciones de este tipo", añadían.

Ellos son los propietarios de una de las decenas de caravanas -de hecho ayer domingo era difícil aparcar- que copaban el parking de Outariz, en la orilla izquierda del Miño.

A Miguel Ángel, como trabajador de la empresa de aguas de Gijón no le sorprende tanto las proximidad de la futura depuradora a las termas, "pues las depuradoras de ahora no producen el mínimo olor", asegura, como el hecho de que "en una zona con tantos visitantes no haya una pueblecito flotante con tiendas, cafeterías, geles o jabones hechos con el agua mineromedicinal". Algo que otros turistas echaron en falta, los "souvenirs" terapéuticos con agua termal.

Y eso que ahora y a diferencia de los antiguos balnearios con usuarios que eran de mediana o avanzada edad, a las termas llegan cientos de visitantes jóvenes. A partir de la noche las pozas se convierte en otro lugar. Se van los abuelos, y llegan las jóvenes dispuestos a disfrutar de la noche con la pandilla, sumergidos en agua caliente y mirando a las estrellas.