La celebración de Todos los Santos se vivió ayer con toda la intensidad en los más de 700 camposantos de la provincia, engalanados con flores, como apoyo a una tradición que, lejos de desaparecer se multiplica en toda la diócesis. Pero además la celebración coincidió también con una jornada en la que, pese a ser festivo, fue hábil para el comercio, por lo que la parroquia ourensana se dividió acudiendo en masa a llevar flores y honrar a los muertos por la mañana y a primera hora de la tarde, mientras que, ya por la tarde, se acercaron hasta las grandes cadenas, la mayoría foráneas, que abrieron sus puertas, o al Centro Comercial Pontevella, donde también abrieron al público los cien comercios y tiendas asociadas.
En Ourense los tres grandes cementerios de la capital -el Santa Mariña, San Francisco y Caldas- contaron con la presencia del obispo Leonardo Lemos que ofició actos religiosos y responsos.
"Esto no es Halloween"
En el cementerio de As Caldas, el prelado de la diócesis pidió a los presentes que a diferencia de lo que está ocurriendo "en esta sociedad compleja que estamos viviendo en las que se hacen otras realidades distintas en torno a los muertos", pidió que no se conviertan fechas como la de todos los Santos en "otro Halloween" sino partiendo de las creencias "de unos hombres y mujeres con fe, que ven estas fechas como un recuerdo de que aquellos que han traspasado las puertas de la muerte, están ahora en la eternidad".
Durante la jornada del sábado y domingo el concello intensificó los servicios de autobuses con líneas directas durante todo el día a los distintos camposantos. También hubo una procesión que en recuerdo de la memoria histórica recordó a aquellos que se encuentran en fosas comunes.
Las visitas a los camposantos seguirán hoy día festivo todavía en Ourense. Pero en los puntos neurálgicos del comercio local, las floristerías y en especial el mercado de abastos empieza a volver de nuevo la calma.
