El fuego regresó ayer al perímetro rural de Ourense con un incendio que afectó a los núcleos de Cudeiro, Vilar de Astrés y Eiroás, sembrando el pánico entre los vecinos y provocando momentos de máxima tensión por la proximidad de las llamas a las casas. Dos viviendas fueron desalojadas por prevención pero finalmente los medios de extinción lograron salvar las propiedades. A las 20,10 horas, la Xunta declaró el nivel 2 de emergencia ante el peligro de que las llamas afectasen a la población. La misma alerta quedó desactivada a las 22,17 horas, cuando la situación estaba calmada y el fuego ya no suponía una amenaza para las casas. La superficie afectada estimada ronda las 23 hectáreas, que se suman a las 55 arrasadas por el incendio forestal registrado el pasado sábado en la zona.

El fuego se inició en Cudeiro poco antes de las seis de la tarde cuando los medios de la Xunta trabajaban en la extinción de otro incendio forestal próximo, en Vilar de Astrés, que quedó finalizado a las siete y media de la tarde con 4,4 hectáreas de monte raso ardidas. Mientras este frente quedada extinguido, otro nuevo se extendía hacia esta parroquia obligando a cortar la carretera y generando una columna de humo que podía verse desde toda la capital. Las llamas alcanzaron la parte alta de As Eiroás aproximándose a las instalaciones de la perrera municipal, donde los voluntarios de Progape trabajaron intensamente para evitar un desastre. También alcanzaron el antiguo vertedero, donde a última hora todavía quedaban algunas rescoldos. Al cierre de la edición permanecía activo.

Medio Rural movilizó para este incendio forestal un operativo formado por un técnico, cinco agentes forestales, 21 brigadas, siete motobombas, once helicópteros y once aviones, además de los Bomberos de Ourense. El alcalde, Jesús Vázquez, y el delegado de la Xunta, Rogelio Martínez, acudieron a la zona para comprobar los trabajos de extinción, así como el portavoz del gobierno local, José Araújo, y la edil de Seguridad Ciudadana, Flora Moure.

Los medios se concentraron en Valdorregueiro tratando de evitar el avance del fuego hacia Montarín para evitar así que las llamas alcanzasen Santa Ana y O Pino.

Una vez más, la fuerza de las llamas y el humo sembraron el pánico entre los vecinos de la periferia ourensana, que se echaron a la calle con sus propios medios para evitar que las llamas afectasen a sus bienes. En muchos casos no fue necesario el desalojo porque la gente estaba ya fuera de sus domicilios, alertada por las llamas, el humo y un cielo tomado por la intervención de 22 medios aéreos. Aun así, el fuego provocó daños en fincas y patios particulares y fue necesario liberar animales de las cortes.

Explosiones

El fuego también entró en un desguace en el que se almacenaban gran cantidad de ruedas y chatarra que al arder provocaban una serie de explosiones que llegaron a alarmar a los vecinos de la zona.